El problema de las nuevas barreras no arancelarias para la exportación preocupa a los expertos en comercio mundial de alimentos. Una restricción especialmente conflictiva es una nueva demanda de parte de China: una declaración de «Covid-19 free» (libre de Covid-19) para los alimentos importados. Las restricciones relativas a la pandemia se suman a la tendencia a nuevos requisitos en materia ambiental y de inocuidad de los alimentos.
Según explicó a LA NACION Gustavo Idígoras, presidente de la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC) , para exportar alimentos a China, las empresas deben declarar que han tomado todos los recaudos en materia sanitaria para prevenir casos de coronavirus en sus instalaciones y en su personal y que garantizan que el producto no tiene riesgo sanitario alguno. Este pedido surgió hace alrededor de dos semanas por parte de los compradores chinos y, según ellos, la demanda proviene de su gobierno nacional.
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» Nosotros coordinamos con las cámaras de granos, cereales y oleaginosas de Brasil, Estados Unidos y Canadá para tener una estrategia común «, dijo Idígoras. «Acordamos que ninguna empresa iba a emitir ninguna certificación de manera individual, pusimos al tanto del tema a los organismos sanitarios nacionales y conversamos con la cámara de cereales y oleaginosas de China, para explicarles que esto era exagerado», agregó. Por su parte, la CEC emitió una comunicación general para notificar a los importadores chinos de que los protocolos sanitarios preventivos vigentes en la Argentina garantizan la salud de los trabajadores de la cadena y que no hay riesgo alguno de presencia de Covid-19 en la exportación de grano y productos derivados al mundo.
«La verdad es que el Covid no se transmite por alimentos: China ha hecho muchísimos testeos sobre productos de todos los orígenes y no ha detectado el virus en el producto», dice Carlos Ruisech, vicepresidente del Consorcio de Exportadores de Carnes Argentinas (ABC, en sus siglas en inglés) . En la industria de la carne, China ha delegado en Senasa la facultad de habilitar las plantas. Dicho organismo le informa a la Administración General de Aduanas de China (Gacc, en sus siglas en inglés) qué plantas tienen casos positivos de Covid-19. A partir de esa información, las autoridades chinas evalúan si se «deslista» o no a la planta en cuestión.
«En este momento hay dos plantas deslistadas. El jueves pasado el Senasa informó cinco más, pero todavía China está analizando los datos», dice Ruisech, que destaca que, a diferencia de Brasil, Estados Unidos y Alemania, donde hubo brotes importantes en frigoríficos, en la Argentina, gracias a las medidas de prevención, estas plantas han tenido casos aislados.
La cuestión del certificado surgió en un seminario virtual organizado por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), el Grupo de Países Productores del Sur (GPS) y la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional. En el marco de este encuentro, del cual Idígoras participó como panelista, varios especialistas discutieron posibles estrategias frente a los nuevos requisitos sanitarios para la producción, la industria y el comercio de alimentos a nivel global.
Durante la charla, Idígoras se refirió al requisito de los embarques Covid-free como «absolutamente injustificado» desde el puntos de vista sanitario y un «ejercicio excesivo del principio precautorio». El presidente del CEC también se refirió a otros problemas que tiene actualmente la cadena: el castigo de precios y desvío de compras cuando información errónea o mal interpretada hace que los compradores teman por la capacidad exportadora de la Argentina y la bajada histórica del río Paraná, que dificulta la llegada de los buques.
Durante todo el seminario, los oradores resaltaron que más allá de las complejidades que tiene la pandemia se ha demostrado que la cadena es resiliente y capaz de adaptarse a los cambios. En particular, se destacó la rápida digitalización de todos los eslabones, incluso aquellos que mostraban mayor resistencia a hacerlo. Denise Penello Rial, economista de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad, por sus siglas en inglés) señaló que no hubo escasez ni extrema volatilidad de precios.
Sin embargo, hubo coincidencia en que lo que viene no será fácil. Según Penello Rial, en el mediano plazo, los nuevos requisitos podrían poner en riesgo el acceso al mercado para países en desarrollo. «El futuro será mucho más complejo que el presente», aseguró Martín Piñeiro, de GPS, hacia el final de la charla. «Hasta ahora, el principio científico, el trabajo del Codex dieron un marco bastante eficiente. En general, el sistema funcionó multilateralmente bastante bien -explicó Piñeiro-. Pero el multilateralismo y los organismos que regulan el comercio internacional se están debilitando «.
Fuente: La Nación Campo.