Se acerca la fecha de siembra de maíz de primera y escasean las lluvias que permitirían la recarga de los perfiles. Si bien todavía quedan algunos días hasta la implantación, crecen las preocupaciones de los productores. «El primer paso para sembrar y no tener como resultado un fracaso es ver dónde está ubicada la napa en cada lote», define un técnico de Rufino.
«Muchos productores que pudieron hacer barbechos tempranos y con buena cobertura tendrán humedad suficiente para sembrar si cae un chaparrón próximamente, aunque sea exiguo; los que no controlaron las malezas o quemaron tarde, en cambio, tienen el suelo seco y sin posibilidad de entrar con la sembradora», diferencia. Con un pronóstico de año climáticamente neutro o Niña muchos harán un planteo defensivo para el maíz.
El enfoque defensivo los podría llevar a prolongar la implantación desde la primera quincena de septiembre hasta el 20 de octubre, para tener distintas oportunidades de captar lluvias en floración. Otra posibilidad es reducir la densidad de siembra, sobre todo en los lotes más flojos.
A su vez, la profundidad podrá aumentar hasta 6-7 cm para encontrar humedad suficiente. «Será importante determinar el contenido de nitrógeno del suelo y sembrar temprano los que muestren mejores valores; los más flojos pueden dejarse para implantaciones posteriores o, si no mejoran, reorientarse hacia soja de primera», especula el asesor. En esos casos, para poder elegir el cultivo más conveniente, será imprescindible haber hecho barbechos neutros, es decir usando herbicidas que sean compatibles con varios cultivos.
Por: Carlos Marin Moreno