La principal exportación argentina cruje. Y esto pasa cuando los productores están levantando una cosecha de soja abundante. Ayer el precio de la oleaginosa cayó desde los US$ 311,86 por tonelada en el mercado de Chicago a los US$ 303,4.
Desde hace meses, los granos viven en una montaña rusa con mercados que ya se habían puesto ansiosos cuando arrancó la pelea comercial entre Trump y China y comenzaron a desesperarse con el coronavirus. La cotización de la soja, cuyo precio se relaciona con el petróleo desde la aparición de los biocombustibles, amenaza ahora con caer debajo de la barrera de los US$ 300 por tonelada, según las proyecciones de Claudio Molina de la Asociación de Biocombustibles.
De acuerdo con Federico Di Yenno, de la Bolsa de Comercio de Rosario, el COVID-19 suma presión bajista a los precios ya resentidos. En lo que va del año, el índice de productos agrícolas elaborado por S&P cayó un 16% fundamentado en la menor demanda de productos agrícolas tanto para consumo humano directo como para forraje animal. “La menor actividad económica global se verá reflejada en menores ingresos que recortarán y modificarán el consumo de alimentos, a la vez que caería la demanda de aceites vegetales y maíz para la producción de biocombustibles”.
Entre los exportadores reina un silencio incómodo cuando se pregunta qué pasa con los embarques. Algunos temen que se suspendan compromisos internacionales. Repercutiría en otra baja de precios. Y en toda la cadena hay un pesimismo latente. En 10 semanas debe iniciarse la siembra del trigo. Muchos se sienten casi sin escapatoria ante el peso de los impuestos y con costos a un dólar superior al que reciben descontadas las retenciones.
Este año la cosecha global de soja es excepcional ya que la abundante recolección brasileña compensó las pérdidas de la sequía en EE.UU. A todo esto, Argentina al eliminar el diferencial arancelario que premiaba la industrialización del poroto, aumentó en 140% la exportación del grano sin procesar, que en un 90% se envía a China, dijo Andrés Alcaraz de Ciara, la cámara que nuclea a la industria aceitera.
“China es un caso paradigmático para Argentina. Es el destino de nuestras exportaciones de poroto de soja (que aportaron cerca de US$ 3.000 millones en el 2019), del 70% de las carnes bovinas (por más de US$ 2.000 millones) y del 22% de la carne porcina (con un valor de US$ 3,5 millones)”, advirtieron en la Bolsa de Rosario.
Fuente: Clarín Rural.