Tras la prórroga por 90 días del contrato de concesión de la Hidrovía, la preocupación del sector agroexportador está puesta ahora en el bajo nivel de agua del río Paraná, que ya estuvo afectado muy duramente en 2020 y cuya historia parece repetirse este año.
Si bien la medición de los pies es minuto a minuto, el panorama general que se enfrenta en los puertos del Gran Rosario es complicado porque el nivel de agua impide a los buques cargar a pleno sus bodegas. Están zarpando con cantidades mucho menores a su capacidad y a los contratos comerciales que habían pactado.
“Ayer estábamos con tres pies menos pero hoy la situación puntualmente cambió y los barcos están saliendo con dos pies menos. En el día de hoy cada barco que zarpa lo hace con 4500 y 5500 toneladas menos debido al bajo nivel del agua, que significa alrededor de un 10% de la carga total de un barco”, explicó a LA NACION Guillermo Wade, gerente de la Cámara de Actividades Portuarias y Marítimas (CAPyM).
”Ayer estábamos peor, embarcando con entre 6300 y 7000 toneladas menos de cargamento por barco. Igualmente seguimos pudiendo trabajar. Hoy estamos en 31 pies en vez de los 34 pies de profundidad de calado”, agregó.
Para Wade, la situación va a empeorar en un futuro próximo porque se va camino a tener cuatro pies menos. Ejemplificó que “se perderán entre 8000 y 10.000 toneladas por barco, con el costo extra que eso significa”.
“La baja que ahora se está produciendo en el Alto Paraná, que perjudica más a la soja paraguaya que baja, en la zona de Posadas y Encarnación, a nosotros nos va a impactar en unos meses. Es clave la lluvia en Brasil, pero la suerte ya está echada porque llovió poco”, remarcó.
Según Wade, las perspectivas a futuro, al igual que en 2020, no son favorables porque con la cosecha gruesa en proceso la bajante del río continuará hasta diciembre, cuando recién regresen las precipitaciones estacionales.
“Este es el cuarto año consecutivo que está lloviendo menos que el promedio. Las lluvias en Brasil son escasas y los dos principales aportes a la cuenca son los ríos Paranaiba y Grande que tienen una carga deficitaria de agua. No se notaron los primeros años pero ya el año pasado cambió la situación. El problema no es mayor porque Hidrovía viene haciendo un muy buen trabajo y tiene las dragas activas”, indicó.
“Como los barcos no pueden cargar el total de sus bodegas en los puertos de Rosario, deberán completarla en otras terminales de Bahía Blanca o Necochea, donde se adiciona el costo de flete vía terrestre, por tren o camiones y donde un barco tiene un valor aproximado de 20.000 dólares por día”, precisó.
Por último, reiteró que el dragado es una pieza de elemental importancia para conservar la navegabilidad del río y señaló que la empresa belga Jan De Nul, que tiene prorrogada la concesión de la vía por 90 días, solo tiene la obligación de dragar hasta cuando el hidrómetro marca 2,47. “Sin embargo, la compañía lo sigue haciendo porque de otra manera no tendría asegurada la rentabilidad de su negocio”, finalizó.