Si hay algo a lo que estamos acostumbrados los productores agropecuarios argentinos es a las adversidades, y no solo a las provocadas por la naturaleza, sino también a las derivadas de las malas políticas; a dichas adversidades, hace un tiempo se sumaron los ataques a nuestro modo de producir.
Lo más irritante de este ataque es que se recurre en él a argumentos falaces, sin una base científica, intentando instalar miedo e inseguridad sobre los alimentos que consumimos y hasta del aire que respiramos, lo que constituye un golpe bajo a nuestra sociedad. Son tan falaces los argumentos que para sostenerlos tuvieron que recurrir a una producción audiovisual, con actores de ficción en un intento de hacer creíble un planteo que desde lo científico es insostenible.
Los productores no cuestionamos que haya quienes quieran producir bajo otros sistemas de producción, ni tampoco a quienes quieran consumir esos alimentos en lugar de los que se producen de manera convencional. Lo que no toleramos es que se demonice y estigmatice un sistema de producción que desde hace 5 décadas viene alimentando al mundo y que en el transcurso de estos años ha venido mejorando sustancialmente en cuanto a sustentabilidad, inocuidad de los alimentos y cuidado del medio ambiente. Muestra de ello es la siembra directa, que no solo forma parte, sino que es un pilar fundamental de nuestro sistema productivo, a través del cual, desde su adopción en los años ’80 hasta hoy, logró minimizar la erosión de nuestros suelos, mejorar los contenidos de materia orgánica, optimizar el aprovechamiento del agua aumentando la productividad y disminuir en un 66% la utilización del gasoil, bajando así considerablemente los niveles de contaminación por emisión de gases.
Los argentinos tenemos un problema de autoestima y muchas veces no valoramos nuestro capital humano, tenemos la suerte de contar con muy buenos productores, los mejores del mundo, productores de producciones audiovisuales, con muy buenos actores, reconocidos y premiados a nivel mundial y que nos enorgullecen. Del mismo modo deberíamos sentirnos orgullosos de nuestros productores agropecuarios, que son de los más eficientes del mundo, porque producen a pesar de tener la mayor carga impositiva, aportan el 70 % de las divisas que ingresan a nuestro país y, a pesar de todas las adversidades, apuestan cada día por producir más y mejores alimentos, en la búsqueda de una salida a la decadente situación en la que hoy se sumerge nuestro querido país.