La Argentina no debería contagiarse de medidas proteccionistas adoptadas por algunos países agroexportadores que han cerrado su economía en vistas a la pandemia global del coronavirus.
Así lo expresó el especialista de la Fundación INAI Nelson Illescas, que explicó que así como todos los países tomaron medidas de restricción de circulación para proteger la salud de sus habitantes son varios, como Kazajstán, uno de los principales exportadores de harina de trigo, que han prohibido las exportaciones.
Para Illescas, puede que en un primer momento las subas de precios de los productos de exportación se vean como positivas para la economía. Sin embargo, si todos los países toman medidas proteccionistas, la consecuencia puede ser el derrumbe del comercio internacional y una crisis de seguridad alimentaria mundial.
Anticipándose, organismos internacionales como la OMC, la FAO y la OMS emitieron una declaración conjunta en la que instan a los gobiernos a minimizar la repercusión en el comercio de alimentos de las restricciones en frontera, para asegurar que no se interrumpa la cadena de suministro de alimentos.
Para Tejeda, la foto de hoy de la Argentina es buena. «Por un lado, la cosecha avanza superando en un 15% al promedio de los últimos cinco años. Se han cosechado un millón de hectáreas», indicó.
«Por otro, en la cadena agroindustrial están garantizados los envíos, si bien hay demoras en esta situación por el menor cupo de ingresos a los puertos, no son significativas», agregó .
Según los últimos datos de Ciara-CEC, las entregas se están normalizando en todos los puertos, los tiempos de los barcos y las ventas de la Argentina están funcionando normalmente para todos los granos, harina de soja, aceites y biodiésel.
Illescas comparó esta crisis con anteriores de 2008 y 2011. «Deberíamos haber aprendido la lección y no repetir los patrones de las crisis anteriores. El temor al desabastecimiento llevó a tomar medidas exageradas, que provocó caída de precios internos, luego una reducción en el área de siembra y una consecuente merma en la producción en trigo», remarcó.
«Hoy el agravante es lo global pero lo diferente y bueno es que los stocks internacionales están bien. En el 2008, los picos de stocks eran cortos», añadió.
En la misma línea, Tejeda cree que la situación no está dada para que se cierren las fronteras. «Solo le sirve al mercado doméstico a corto plazo pero es costoso para el país volver abrir mercados internacionales», destacó.
«No hay problema de oferta a nivel mundial pero el pánico puede llevar a tomar medidas disruptivas en el comercio mundial. Para que ello no ocurra, es fundamental que los gobiernos brinden información sobre el estado de las cosechas», concluyó.