Apenas 30 centavos alcanzan para generar un dato histórico en las cotizaciones de los granos en la Argentina: la soja vale más que el trigo. Así se reflejó en el último precio del contrato mayo en MATBA-Rofex, el mercado nacional de futuros y opciones, donde una tonelada de la oleaginosa quedó valuada este lunes en US$ 214,20 mientras el mismo peso del cereal se negoció a US$ 214,50.
El derrumbe histórico en el precio del petróleo contagió a los granos
Uno de los grandes motivos para poner fin a un posicionamiento inalterable por décadas son las retenciones, por la diferencia entre las actuales alícuotas del 33% para la soja y del 12% para el trigo. Pero esa brecha rige, con oscilaciones, desde hace bastante tiempo, incluso llegó a ser del 30 al 0%. Con todo, una tonelada de soja en el puerto de Rosario valía más, muchas veces el doble, que el grano rey para hacer pan, galletitas o fideos.
Pero el cereal nunca pudo aprovechar fronteras adentro esos números a favor. Porque en la Bolsa de Chicago, mientras la oleaginosa llegó a superar los 600 dólares, en septiembre de 2012, el trigo tuvo su pico de gloria, pero a la mitad de ese precio. Tras varias distancias semejantes, como a mediados de 2014, con la soja a US$ 500 y el trigo a US$ 250, la brecha se estiró a principios de 2016, con la oleaginosa reina de las pampas trepando nuevamente arriba de los US$ 400 y el icono que acompaña las estampitas de San Cayetano cayendo a menos de US$ 150.
Conferencia: el impacto de la crisis del coronavirus en los agronegocios
Desde entonces, los números se fueron acercando de a poco, hasta llegar hoy a los US$ 301 para la soja y US$ 203 para el trigo, en el contrato mayo de la Bolsa de Chicago. Que por efecto de las retenciones en la Aduana argentina se equipara.
Acá viene la explicación para quienes todavía miran el título de esta nota y creen que es una “asociación ilícita”. ¿Qué tiene que ver el coronavirus con el precio de la soja y del trigo?. Es la segunda y determinante causa de la inédita paridad de precios: la crisis de demanda global que está generando la pandemia pega mucho más fuerte sobre la oleaginosa que sobre el cereal.
“Por no ser “China dependiente” ni resultar un insumo utilizado para la producción de biocombustibles, industria que se encuentra atravesando una profunda crisis a nivel mundial, involucrando a la soja (como también al maíz), el trigo no muestra ninguna flaqueza por el lado de la demanda, que viene creciendo a ritmo lento pero firme año tras año”, explicó Carlos Poullier, analista de mercado de AZ Group.
El equilibrio entre salud y economía y la demanda en el horizonte
Otro aspecto clave que destaca Poullier, además de la demanda sostenida, es la “oferta en riesgo. En pleno curso de la época en que se definen los rindes del trigo en el hemisferio norte, que produce más del 90% del trigo del mundo, hay preocupaciones por el clima desfavorable que en algunos países productores amenazan el logro de una producción normal. Si se analiza en conjunto al grupo de países exportadores de trigo (USA, Canadá, Australia, Unión Europea, Rusia, Ucrania, Kazajistán y la Argentina) se proyecta una producción que caería un 2,5% durante 2020/21, mientras que sus stocks lo harían en 6%”.
Coincide Agustín Tejeda Rodríguez, economista jefe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, para quien “el trigo es un caso especial, con niveles récords de producción en los últimos años, pero también con un crecimiento significativo de la demanda. Tiene exportaciones muy dinámicas, lo que ha llevado a que la relación stocks/consumo (sin contar a China que posee la mitad de las reservas mundiales del cereal) sea relativamente baja: 500 millones de toneladas. Del otro lado, el derrumbe del precio del barril tiene consecuencias sobre el mercado de granos, pero sobre todo en los ligados a los biocombustibles: maíz y soja”.
Si bien los stocks mundiales de trigo no son bajos, “el mercado interpreta la presente situación como riesgosa para el normal abastecimiento”, dice Poullier, lo cual se relaciona con otro factor que irrumpió con la pandemia: los incipientes cambios en los patrones de consumo. “En algunas sociedades se está viendo también alteraciones en las dietas, con un retroceso en el consumo de carnes (animales alimentados a maíz y soja) y un aumento en cereales como el trigo”.
Evolución en el último mes y futuro impredecible
El informe mensual de los consultores Alejandro Meneses y Teo Zorraquin, difundido horas antes que las pizarras digitales marcaran el dato central de esta nota, había reflejado que el último mes estuvo signado por la caída de la cotización del maíz (de US$ 140 a 130), producto del impacto de la crisis en biocombustibles y a nivel local por la cosecha. También marcaron que el contrato de la soja mayo/Rosario había subido levemente desde el 17 de marzo al viernes 17 de este mes, mientras que la posición del trigo Mayo/Bs.As. había crecido de US$ 208 a 214,5. Lo que pasó este lunes fue que el trigo se mantuvo en este último valor y la soja, que todavía le sacaba un peso de ventaja, siguió cayendo hasta quedar 30 centavos abajo. Sobre las perspectivas, Meneses y Zorraquín advirtieron que “es impredecible el comportamiento del mercado ante la crisis, pueden esperarse variaciones bruscas en ambas direcciones”.
Ventaja para fertilizar
En términos agronómicos, el consultor de empresas agropecuarias Hernán Fernández Martínez puso en consideración que los principales granos tienen un mejor precio relativo para comprar fertilizantes que el promedio de los últimos 11 años. Pero mientras que la soja se favorece en un 3% y el maíz en un 13,5%, el trigo le saca una ventaja promedio del 33% a las formulaciones con nitrógeno, fosfato diamónico y azufre, los minerales que son determinantes para los rindes.
Fuente: Clarín Rural.