¿Cuál es el impacto de restringir al acceso a divisas al único sector económico argentino capacitado para generarlas?

En plena siembra de trigo y cebada –que se cosecharán a fines del presente año– las autoridades del Banco Central (BCRA) implementaron una medida que altera la estructura de costos de ambos cultivos.

La intervención del mercado de cambios para el acceso a divisas destinadas a abonar importaciones implica que los insumos agrícolas con componentes importados –fundamentalmente fertilizantes y fitosanitarios– comenzarán a valorizarse con un tipo de cambio más cercano al Contado con Liquidación (113 $/u$s) que al dólar oficial (70 $/u$s).

Semejante salto imprevisto no es gratuito porque más de la mitad de los costos de producción de ambos cereales –sin considerar el valor del arrendamiento o costo de oportunidad de la tierra– corresponden a nutrientes y agroquímicos.

Debido a que los costos, en tal situación, experimentarán un incremento importante, si los precios de venta del trigo o la cebada no acompañan ese aumento –algo poco probable–, entonces muchos planteos que se diseñaron con el propósito de obtener (si el clima acompaña) un margen favorable terminarán en quebranto. Eso obligará a reducir el costo de producción en aquellas variables que pueden ser susceptibles de ajuste: fertilización (en primer orden) y agroquímicos (ajustando al mínimo ese gasto pero aumentando la posibilidad de sufrir ataques de malezas, plagas y enfermedades).

En tal escenario, es probable que no solamente se reduzca la producción de cereales de invierno, sino también la calidad de los mismos, perjudicado así a la industria molinera y cervecera, que deberán invertir mayores recursos para acceder a los insumos necesarios para producir harina, panificados y malta.

Es probable que, en el ámbito externo, entre fines del presente año y comienzos del siguiente se reduzca además el aporte de divisas generado por las exportaciones de trigo y cebada, tal como ocurrió durante el mandato de Cristina Fernández de Kirchner (2007/2015).

Si la restricción cambiaria implementada por el BCRA se extiende hasta el segundo semestre del año, entonces el diseño de las siembras de granos gruesos –soja, maíz y girasol– se hará desde el minuto uno con un menor componente tecnológico que tendrá un impacto directo en la productividad. Eventualmente podría además caer el área de siembra en diferentes zonas de las regiones extrapampeanas.

Debido a que la mayor parte de los componentes de los camiones de carga y maquinaria agrícola son importados, entonces –si se mantiene la intervención cambiaria– los proveedores de tales servicios deberían actualizar el componente de amortizaciones en su estructura de costos, algo que, para no descapitalizarse, deberían entonces trasladar al precio de los fletes y las labores agrícolas.

El sector agroindustrial es en la actual coyuntura de emergencia sanitaria, económica y social la única gran fuente genuina de divisas que permite asegurar las operaciones y empleos de la mayor parte de los sectores presentes en el territorio argentino.

Fuente: Valor soja.