Los precios de la soja acentuaron ayer la tendencia positiva iniciada durante la segunda semana de agosto último en la Bolsa de Chicago, al quebrar la barrera de los 500 dólares por tonelada durante la rueda, algo que no sucedía desde el 7 de julio de 2014. Al cierre de los negocios, sin embargo, las ganancias que llegaron a superar los 20 dólares se redujeron a 12,31 dólares, por lo que el ajuste del contrato enero de la oleaginosa quedó en 496,04 dólares por tonelada.
Lejos de agotarse, el combo alcista sigue sumando ingredientes. Luego de que Brasil liquidó su saldo exportable de soja 2019/2020, el fundamento más importante continúa siendo la escasez de soja en los Estados Unidos, producto de una demanda china que está comprando granos estadounidenses como no lo hacía ni siquiera antes del inicio de la guerra comercial, debido a su necesidad de recomponer su rodeo porcino tras las pérdidas generadas por la fiebre porcina africana, pero, también de mantener los niveles de producción de aves de corral y de bovinos.
El mes pasado el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) proyectó que al cierre del ciclo 2020/2021 -fin de agosto- las existencias estadounidenses de soja quedarían en 4,76 millones de toneladas, el volumen más bajo desde la campaña 2013/2014. Sin embargo, cuando recién comienza el quinto mes de la temporada comercial, los vendedores estadounidenses ya comercializaron el 91,6% de los 59,87 millones de toneladas que el organismo fijó como objetivo para las exportaciones de todo el ciclo comercial.
A este fundamento alcista descripto se sumó la incertidumbre sobre el impacto del clima sobre los cultivos de Brasil y de la Argentina, donde las lluvias fueron escasas en el inicio de las siembras y donde continúan siendo irregulares en la actualidad.
Al hecho de que la cosecha brasileña resulte inferior a las previsiones iniciales, que auguraban un volumen próximo a los 135 millones de toneladas, se agrega el atraso en el ingreso del grano nuevo en el mercado, por las demoras con que se comenzó a sembrar. Así, un atraso en el comienzo de los despachos de soja brasileña hacia compradores como China, que usualmente comienza a fines de enero, podría prolongar el interés chino por cargamentos estadounidenses.
Desde San Pablo, Ana Luiza Lodi, especialista del mercado de soja de la estadounidense StoneX, dijo a LA NACION que la cosecha brasileña se generalizará recién en febrero. «En promedio, las tareas de recolección tendrán retrasos de entre dos y tres semanas», estimó. Agregó que recientemente la firma redujo de 133,90 a 132,60 millones de toneladas la previsión de cosecha.
En cuanto al clima, Lodi destacó que para las próximas semanas se auguran buenas lluvias para las zonas productoras de Brasil. «Enero seguirá siendo un mes decisivo para el volumen final de la cosecha y en algunos Estados ese plazo se extiende hacia febrero», completó.
Y el combo alcista también sumó las trabas en la logística portuaria argentina, por las disputas salariales entre trabajadores y firmas exportadoras, que aún puede generarle a Estados Unidos la posibilidad de colocar cargamentos de harina y de aceite de soja si el cuello de botella que se registra en las terminales ubicadas sobre el río Paraná no logra resolverse pronto.
Otro factor alcista importante para el mercado estadounidense de materias primas es la debilidad del dólar frente a las monedas más relevantes para el comercio de materias primas, dado que favorece la competitividad de sus exportaciones. Esta depreciación de la moneda, que los operadores consideran puede ser una lógica durante la presidencia de Joe Biden -se inicia formalmente el 20 del actual-, además, favorece la entrada en el mercado de dinero fresco de los grandes fondos de inversión.
Por otro lado, en los Estados Unidos la soja y el maíz ya comenzaron a disputarse el reparto de tierras para la campaña 2021/2022 y a juzgar por la escala alcista de la oleaginosa, durante el nuevo ciclo podría aspirar a cubrir bastante más de los 33,63 millones de hectáreas de la temporada 2020/2021.
Por último, el complejo sojero se favoreció por la firmeza que registra el mercado de los aceites vegetales. Hoy la posición enero del aceite de soja en Chicago ganó un 3,3%, al pasar de 946,43 a 977,95 dólares por tonelada.
En el nivel local, las pizarras del Matba Rofex reflejaron en forma parcial las subas externas. En efecto, las posiciones enero y mayo de la soja sumaron US$3,80 y 9,70, al cerrar con ajustes de 346,80 y de 342,20 dólares por tonelada.
Por soja con entrega inmediata las fábricas volvieron a proponer 345 dólares por tonelada para la zona del Gran Rosario, equivalentes a 29.190 pesos. La mejora más importante estuvo en las propuestas por grano de la próxima cosecha, para las entregas entre abril y mayo, que pasaron de 325/333 a 330/340 dólares por tonelada.
Maíz firme
En cuanto al maíz, el cierre de los negocios en Chicago dejó una suba de US$3,15 sobre el contrato marzo, que quedó con un ajuste de 193,59 dólares por tonelada, en el nivel más alto desde mediados de mayo de 2014. A los factores descriptos para el caso de la soja se suman las restricciones para las ventas externas argentinas entre enero y febrero, que podrían favorecer a los vendedores estadounidenses.
En el Matba Rofex el saldo de la rueda fue alcista para el maíz. Los contratos enero y abril ganaron US$1,50 y 4,50, en tanto que sus ajustes fueron de 201,50 y de 202,50 dólares por tonelada.
Por maíz argentino disponible los compradores volvieron a proponer 200 dólares por tonelada para el Gran Rosario, equivalentes a 16.922 pesos. Sin embargo, el foco de atracción de la rueda lo ejerció el maíz de la próxima cosecha, para las entregas entre marzo y abril, dado que los compradores llegaron a pagar hasta 205 dólares sobre las terminales ubicadas en la costa del Paraná, 5 dólares más que el lunes. Según fuentes del sector comercial, durante la rueda se comercializaron entre 190.000 y 200.000 toneladas del cereal.