En 2020 la agroindustria exportó por USD 38.550 millones y fue el principal canal de ingreso de dólares a la Argentina

La pandemia de coronavirus trastocó la vida de prácticamente todos los seres humanos del planeta. Las personas se vieron obligadas a cambiar su vida cotidiana, hacer frente a largos tramos de confinamiento y padecer u observar, a veces con pavor, cómo los sistemas de salud, incluso de países del primer mundo, colapsaban y las economías, incluso las más fuertes, se derrumbaban.

La Argentina no fue ajena a esto. No hubo un desborde sanitario, pero la grave crisis económica que atravesaba el país a principios de 2020 se agudizó severamente con el advenimiento de la pandemia y su consecuente cierre de actividades, caída de mercados y problemas en el comercio mundial. Este combo llevó a que más del 40% de la población caiga en la pobreza, el PBI se derrumbe alrededor del 10% y las exportaciones cierren el año con una merma del 15,7% interanual.

Pero la Argentina contaba con una ventaja: ser un país productor de alimentos, bien que, más allá de variaciones de precios o cantidades, nunca dejará de ser demandado a nivel mundial. Y eso posibilitó que la caída de la economía no haya sido considerablemente peor. A un año de la llegada de la pandemia, se puede decir que el sector agroindustrial fue el responsable de siete de cada diez dólares que ingresaron en el país.

De esos USD 38.550 millones, los que más aportaron fueron los complejos sojeros y de cereales. La soja y sus derivados industriales aportaron USD 14.032,2 millones (36,4%), mientras que los cereales y sus productos procesados aportaron USD 9.020,7 millones (23,4%).

A pesar de la contundencia de estos números, los desafíos que se le plantearon a la agroindustria, sobre todo lo referida a granos, no fueron fáciles de sortear. En diálogo con Infobae, la jefa de Informaciones y Estudios Económicos de la BCR, Emilce Terré, explicó que “el 2020 fue un desafío para todos los sectores económicos. Apenas empezó a esparcirse el virus por el mundo, hubo un freno total de las actividades económicas con un cierre de la mayoría de los países del mundo. Hay que recordar que el petróleo llegó a estar a precios negativos. Ese momento afectó fuertemente al mercado de granos vía precios: hubo una caída muy importante en los valores que se negociaron de los que exporta argentina (la soja llegó a rondar los USD 300), siendo el momento más crítico del año”.

Más allá de los problemas logísticos que se plantearon al principio de la cuarentena a finales de marzo, que produjo una caída fuerte en el ingreso de camiones a los puertos, “todo lo que fue la actividad agroindustrial se convirtió en el salvavidas de Argentina. Con muchos sectores frenados o con problemas para operar, la demanda de alimentos no se cortó, las cadena agroindustrial se acomodó rápidamente y vimos que dentro de todo lo que exporta Argentina, de lo poco que se sostuvo fueron las exportaciones agroindustriales”.

Sin embargo, con la temprana recuperación de China y parte del sudeste asiático, también se generó una mayor demanda de granos y subproductos, por lo que los precios de los commodities comenzaron a subir hasta llegar a máximos desde 2014 para la soja o de 2012 para el maíz, lo que permitió recomponer en valor las exportaciones.

Fuente: Infobae campo.