El valor de la soja cayó ayer un 2,6% en la Bolsa de Chicago por el acelerado ritmo de la siembra 2023/2024 en Estados Unidos donde, además, las lluvias de los últimos días sobre zonas que evidenciaban déficit hídrico mejoraron el balance de los suelos y abonaron las buenas perspectivas para la nueva cosecha, que el viernes pasado fue proyectada por el Departamento de Agricultura estadounidense (USDA, por sus siglas en inglés) en 122,36 millones de toneladas, un volumen récord, superior a los 116,38 millones de la campaña 2022/2023.
Al cierre de los negocios, las pizarras del mercado estadounidense reflejaron quitas de US$13,51 y de 11,02 sobre los contratos julio y agosto de la soja, cuyos ajustes resultaron de 501,18 y de 477,03 dólares por tonelada. La posición noviembre, que marca el ingreso en el circuito comercial de la nueva cosecha, perdió US$8,91 y terminó la jornada con un valor de 443,50 dólares por tonelada.
En su reporte semanal sobre cultivos, el USDA relevó el progreso de la siembra de soja sobre el 49% de los 35,41 millones de hectáreas previstos, contra el 35% de la semana anterior; el 27% de igual momento de 2022, y el 36% promedio de las cuatro campañas precedentes. Entre los operadores se destaca con particular énfasis el hecho de que los dos principales Estados productores de la oleaginosa, Illinois e Iowa, ya cubrieron el 77 y el 69% de las respectivas superficies estimadas, muy por delante del 34 y del 30% del año pasado para el mismo momento, respectivamente.
Pero las razones bajistas para la soja estadounidense también llegaron desde Brasil, porque con la entrada de su actual cosecha récord en el mercado –fue estimada en 155 millones de toneladas por el USDA el viernes– está concentrando el interés de la demanda china, que hace varias semanas no concreta nuevas compras en Estados Unidos. Este panorama alentador llevó ayer a la Asociación Nacional de Exportadores de Cereales (ANEC) a elevar de 15,35 a 15,76 millones de toneladas el cálculo sobre las exportaciones brasileñas de soja durante el presente mes, un volumen mayor a los 13,96 millones de abril y a los 10,27 millones de mayo de 2022.
También acentuó la caída de la soja el fuerte revés que experimentó el valor del aceite de la oleaginosa en Chicago, donde la posición julio cayó un 4,5%, al pasar de 1095,46 a 1046,08 dólares por tonelada. Ese quebranto fue un acto reflejo frente a las pérdidas registradas por el aceite de palma en el mercado referente de Malasia, donde impactaron por igual la previsión de una mayor producción del aceite vegetal en ese país y la decisión del gobierno de Indonesia de reducir de 124 a 74 dólares por tonelada entre el 16 y el 31 del actual el impuesto a las exportaciones de aceite de palma crudo, en un intento por desacelerar la caída que está registrando su precio en el mercado interno.
Impacto local
Las bajas externas tuvieron su correlato en los precios domésticos de la soja. En efecto, para la zona del Gran Rosario las fábricas ajustaron de 110.000 a 100.000 pesos sus propuestas por la tonelada de la oleaginosa disponible, en el arranque de la última quincena de la tercera edición del dólar soja. El rumbo descendente del precio del grano grueso también se dio en los puertos marítimos, con ofertas de los exportadores que retrocedieron de 107.000 a 100.000 pesos para Bahía Blanca y de 105.000 a 100.000 pesos para Necochea.
De igual modo, las pizarras del Matba Rofex reflejaron quitas de US$6,70 y de 7,50 sobre los contratos julio y noviembre de la soja, cuyos ajustes fueron de 377 y de 382 dólares por tonelada.
En el mercado de exportación la caída del valor FOB de la soja en los puertos argentinos fue de 531 a 520 dólares por tonelada; el del aceite de soja, de 937 a 904 dólares, y el de la harina de soja, de 494 a 489 dólares, según informó la Secretaría de Agricultura de la Nación.
Dante Rofi
Fuente: La Nación Campo.