Las vacas vienen siendo protagonistas del mercado ganadero, tanto las que son destinadas a la cría como las que son enviadas a faena para el consumo. Los vientres ganaron atractivo el año pasado por ser una reserva de valor sólida en tiempos en que resulta difícil transformar pesos en dólares, y las vacas de descarte vieron cómo aumentaba su precio a partir de la enorme demanda china por esa categoría. Pero en las últimas semanas algunos factores se combinaron para que las segundas se choquen con el techo y empiecen a caer, algo que probablemente termine afectando al resto del mercado.
Lo primero que se tiende a pensar siguiendo la secuencia de titulares en los diarios es que esta caída es efecto de las nuevas medidas lanzadas por el Gobierno para la exportación de carne, que incluyen la creación de un nuevo registro de exportadores y el establecimiento de precios de referencia. Pero Ignacio Moronell, martillero de la consignataria Martín Lalor, quien conoce bien el movimiento del mercado de Liniers por seguirlo todas las mañanas desde hace quince años, afirma que el fenómeno se relaciona más con una sobreoferta propia de esta época del año que viene habiendo en esa categoría.
«Por el momento no se si está relacionado con las medidas del Gobierno, seguro que influye, pero la principal razón es que venimos de dos o tres semanas con un ingreso aproximado al mercado de 12.000 o 13.000 cabezas con un 40, 50 o hasta 60 por ciento de vacas, algo ligado a que en estos meses se hacen los tactos y salen a la venta las vacías y las que están en peor estado», explica en diálogo con Clarín Rural.
Luego agrega que esa sobreoferta, que también se expresa en remates y ferias de todo el interior del país, puede estar relacionada con la incertidumbre que genera la política del Gobierno, que viene insinuando algun tipo de intervención desde hace algunas semanas y eso seguramente llevó a muchos a cargar anticipadamente los camiones.
El último informe del mercado ganadero de la consultora Globaltecnos, difundido hace dos semanas, ya mostraba un estancamiento de los precios de las vacas y lo vinculaba con una contracción de las compras chinas en volumen y en precio. Al respecto, Moronell dice que si los precios pagados por China bajaron es porque antes de que hubiera sobreoferta había necesidad de vacas y los precios eran muy altos. «Los números no llegaban a cerrar», dice, y remarca: «Los compradores hoy siguen trabajando con China y de hecho cada vez se agrega más gente a ese negocio, así que no creo que ese sea un factor de baja».
Habrá que seguir la evolución del mercado y ver cómo impactan realmente las medidas del Gobierno en las firmas exportadoras y en el deprimido consumo interno para terminar de entender la dinámica de un sector siempre complejo.