¿Qué pasará con los precios de los commodities agrícolas?

La cosecha de soja arranca en un escenario complejo: su precio se disparó casi un 8% en las últimas semanas y cerró marzo a 325 dólares pero fue en un contexto volátil que lo llevó a tocar su mínimo mensual en los 301 dólares el 16 de marzo.

El escenario es volátil por lo que resulta difícil prever con claridad si la tendencia alcista se mantendrá a lo largo de la campaña.

Todo dependerá de varios factores: la guerra Estados Unidos/China, las dificultades de logística en el comercio internacional, las posibles medidas restrictivas que podrían adoptar los gobiernos y las futuras políticas monetarias de los principales países. En Argentina, se suma la crisis económica local previa al Coronavirus.

La periodista Mariana Leiva consultó para el diario Ámbito Financiero al especialista de la Bolsa de Cereales, Agustín Tejeda Rodríguez que reconoció que “la campaña sojera 2019/20 se enfrenta a un escenario complejo, como pocas veces”.

La opinión de Tejeda Rodríguez

Al escenario convulsionado por las consecuencias de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, las dos economías más grandes del planeta, y la Peste Porcina Africana, se suma ahora una situación sin precedentes: el Coronavirus.

Todos estos factores tienen la particularidad de que restringen el consumo de productos agroalimentarios y afectan la demanda mundial, pero las consecuencias de las medidas que los países están adoptando para combatir el coronavirus son algo más complejas y podrían conducirnos a otro lugar.

En términos locales, se suma la situación de la economía argentina y las medidas que el nuevo gobierno ha adoptado desde diciembre pasado, especialmente los aumentos en derechos de exportación, que afectan directamente las rentabilidades relativas entre cultivos y los márgenes al productor. Menores precios y mayores impuestos resultan en una compleja situación, con gran parte del área sembrada con una probabilidad baja de cubrir costos de producción esta campaña.

Ante la expectativa de una suba de derechos de exportación, la comercialización registró desde agosto del año pasado un extraordinario dinamismo en comparación a campañas anteriores. Desde inicios de este año, y ante la incertidumbre que estamos registrando, el ritmo de ventas se ha reducido considerablemente.

En términos estrictamente productivos, el clima ha jugado un papel central. Cuando parecía que nos acercaríamos a los rendimientos récord de la campaña anterior, falta de lluvia y días de mucho calor en la etapa crítica del cultivo provocaron mermas de producción, que se encuentra actualmente en 52 millones de toneladas para soja y 50 millones de toneladas para maíz, con posibilidades de sufrir nuevos recortes.

Cómo ha señalado la FAO, será crucial monitorear las acciones individuales de los países buscando algún mecanismo de coordinación, para evitar que ante el pánico se responda con acciones que puedan llevarnos a una situación de relativa escasez, cuando no hay razón para ello desde el punto de vista de los fundamentales de los mercados, que muestran volúmenes récord de producción. Como ha sucedido en otras crisis mundiales, ante el temor a la falta de productos y la suba de precios, los países importadores comienzan a adelantar y aumentar sus compras, y los exportadores a restringir sus exportaciones, autoprovocando la suba de precios que resulta en nuevas medidas restrictivas que conducen, finalmente, a una crisis de seguridad alimentaria mundial. Algunos países como Kazajstán, Rusia, Turquía y China han comenzado a aplicar medidas de este tipo.

Desde el punto de vista de los precios internacionales, también será importante analizar lo que suceda con las políticas monetarias de los principales países y sus consecuencias en los valores relativos de las monedas, una vez que los principales focos de incertidumbre comiencen a disiparse. Como muestra la relación histórica, una devaluación del dólar tiene una correlación positiva con el precio de los commodities agrícolas.

Fuente: AgroNoa.