Relanzamiento del trigo: importantes lluvias abrieron una nueva oportunidad para el cereal de cara a la siembra

Las abundantes lluvias de los últimos días en regiones agrícolas claves para el cultivo de trigo, como la zona núcleo, aliviaron las dudas sobre la siembra. De esta manera, con acumulados máximos que rozaron los 280 milímetros, en el sector hablan de un “relanzamiento” de la campaña del cereal, que será clave tanto para la recuperación financiera de los productores tras la extrema sequía que llevaron al fracaso las anteriores cosechas fina y gruesa y para la economía nacional, con un aporte clave de divisas de cara al 2024.

Las precipitaciones que comenzaron de manera generalizada el miércoles de la semana pasada y se extendieron durante los días siguientes hasta el fin de semana tuvieron su epicentro en casi la totalidad de la provincia de Entre Ríos, el noreste de Buenos Aires y este de Santa Fe, parte de la denominada zona núcleo, la región agrícola más golpeada por la extrema sequía, mientras que zonas cómo Córdoba y el oeste bonaerense recibieron un menor caudal de agua.

“Con las últimas lluvias, se puede tomar esto como una suerte de relanzamiento de la campaña, porque estas lluvias impactaron en lugares castigados por la sequía y había gente dudando mucho de sembrar el trigo o eventualmente pensando en un trigo muy defensivo dada la situación. Pero me parece que esto, más en la perspectiva de año Niño, ayuda”, dijo a Infobae el presidente de la Asociación Argentina de Trigo (Argentrigo), Miguel Cané.

Días atrás, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) dio su primera estimación de área y producción de trigo a nivel nacional, en la cual proyectó un aumento en la superficie implantada del 3% respecto al ciclo anterior hasta las 6,3 millones de hectáreas y una cosecha de 18 millones de toneladas, volumen 45% por encima de lo obtenido en las 2021/22. De concretarse estos guarismos, el trigo junto a la cebada, aportarían a la economía nacional un USD 5.427 millones y exportaciones por USD 4.545 millones. No obstante la concreción de estas previsiones estaban atadas a las lluvias que se podían producir a corto y medio plazo.

Por eso, Cané indicó que las precipitaciones de los últimos días, sumado a que el fenómeno climático de El Niño, que suponen mayores lluvias a las normales para la región, mejoran las perspectivas para el cereal. “Esa estimación de superficie (de la BCBA), que vemos un poco ambiciosa, por ahí es lograble después de estas lluvias, pero esto es un día a día” , dijo el dirigente empresario, aunque consideró que “los pronósticos hablan de un año Niño, lo cual es interesante. El año pasado la gente se largó a sembrar y después tuvieron el desastre de la sequía y no llovió nunca más. Pero me parece que con esta perspectiva de año Niño se alejan esos fantasmas”.

El detalle
Por su parte, el meteorólogo Leonardo De Benedictis, detalló que las lluvias “fueron muy importantes y abundantes”, mejorando la humedad en los suelos de las zonas más beneficiadas. “Las regiones que tuvieron los mayores registros fueron Entre Ríos, algunos puntos del oeste de Santa Fe, el noreste de Buenos Aires, con un caudal promedio de entre 100 y 150 milímetros, pero hubo muchas zonas que tuvieron 200, 220, 240 y hasta 280 milímetros, sobre todo en Entre Ríos, que fue la zona que mayores acumulados recibió”, dijo De Benedictis, mientras que en Córdoba, noroeste de Buenos Aires y oeste de Santa Fe las lluvias no fueron tan copiosas y los acumulados se ubicaron entre 10 y 15 milímetros.

“Los beneficios que esto genera son altísimos, porque el productor sabe bien que para iniciar la siembra de fina uno de los principales temas es el agua útil al inicio de la campaña, es decir, el agua que tiene disponible en el suelo, guardada, para afrontar el periodo del invierno”, ya que dicha estación “es un período en el cual llueve muy poco, con lo cual es importante que el inicio de la campaña, en el momento de sembrado, se tenga un almacenamiento de agua interesante, que esté por lo menos, por encima de los 150 milímetros almacenados en el suelo”, puntualizó De Benedictis.

Así, planteó que “con estos 120, 150 y 180 milímetros que se estuvo dando en promedio, ya el agua útil empieza a ser mucho más significativa al inicio de la campaña, lo cual ya garantiza tener un piso de rendimiento. Después, si todo sale bien y en primavera siguen las lluvia, va a mejorar un poco el panorama”.

Fuente: Infobae campo.