Por culpa de la falta de lluvias que se profundizó en las últimas semanas sobre parte del área agrícola, como en el norte y oeste bonaerense, las previsiones del aporte económico de la cosecha ya registran con el actual escenario una poda de al menos US$1320 millones tras una merma para la soja en la producción.
A fin de enero pasado, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) había proyectado que la cosecha de todos los productos aportaría, considerando valores brutos por exportaciones a precios FOB de ese momento, unos US$35.921 millones, US$10.000 millones más versus la campaña agrícola pasada y un nuevo récord. Esta estimación incluía todos los cereales, oleaginosas y productos derivados industrializados.
Hoy, después de haber incrementado, tras un buen golpe de agua de los primeros días de febrero, de 47 a 49 millones de toneladas su estimación para el caso de la cosecha de soja, la entidad volvió a hacer un recorte y la dejó en 45 millones de toneladas. Son cuatro millones de toneladas menos.
Con esta merma, según datos de la BCR ya hay que contabilizar una pérdida de US$1320 millones. Aunque por los mejores precios internacionales todavía se puede prever un resultado total positivo, pero dependiendo de lo que termine ocurriendo con el clima.
“Hay final abierto, hay que ver cómo termina”, dijo Julio Calzada, especialista de la Bolsa de Comercio rosarina. “La realidad es que los aumentos de precios compensaron la fuerte caída”, indicó.
“La soja pierde un 9,2 % del volumen estimado hace un mes”, señaló un informe de la entidad. “Febrero y los primeros diez días de marzo han dejado sin lluvias importantes a gran parte del área central, en especial al este. Hay pérdidas muy graves de rindes y de superficie sembrada”, agregó.
En este contexto, la BCR alertó que “aun no es posible estimar el piso de producción con la que terminara está campaña de soja de extenderse la falta de agua”. Al menos 850.000 hectáreas, en gran parte con soja de segunda siembra (implantada luego del trigo), se perderán.
Para poner un ejemplo de lo amplio del impacto de la falta de lluvias, en la zona de Carlos Tejedor, en el oeste bonaerense, están a menos de la mitad del promedio de precipitaciones en las últimas tres campañas, considerando el período agosto-febrero. Allí tuvieron 752 mm entre agosto y febrero del ciclo 2018/2019 y en la campaña actual registran 311 mm. “Se están secando maíces y sojas”, dijo Dante Garciandía, de la agronomía Campos Verdes. La merma en los rindes se cuentan a la mitad de lo previsto.
“La combinación de días secos y altas temperaturas se está prolongando más de lo previsto en la región centro y, sin duda alguna, está correlacionado con un deterioro en la condición del cultivo de soja”, apuntó Eugenio Irazuegui, de Zeni.
Para Juan Manuel Garzón, economista del Ieral, de la Fundación Mediterránea, el ajuste de producción tiene “un efecto micro y otro macro”.
“Por el lado de la micro, es un problema para la economía de los productores que se vean afectados y para la de su entorno. Campos que se pierdan por la seca es capital que se pierde. Campos de rindes que queden muy por debajo de su productividad normal pueden llegar a salvar algo de capital, gracias a los precios elevados que tenemos, pero hay que ver el caso por caso”, indicó. Según Garzón, en términos de macroeconomía perder un millón de toneladas de soja “sale caro”.
“Tiene un costo importante a los elevados precios actuales, son entre US$500 millones y US$520 millones según cómo exportes la soja, si grano o procesada, y también según donde se ubiquen finalmente los precios”, explicó.
“El año pasado el país exportó US$55.000, incluyendo todos los bienes, es decir que por cada un millón de toneladas menos de soja estamos resignando prácticamente un punto porcentual de nuestras exportaciones totales”, remarcó.
Garzón precisó que por cada millón de toneladas menos de soja al Estado se le “escapan” por retenciones US$170 millones. No obstante, recordó que los mayores precios hasta el momento siguen compensando la situación de pérdida.
“Hoy estamos un 50% arriba en precios de soja, 30% más en harina de soja y 60% más en aceite de soja. Si la campaña se estabilizase y llegase a los 45 millones de toneladas, el valor de exportaciones y el valor de la cosecha (de soja) serán bastante mayores que en el ciclo previo”, señaló.
Remarcó que el escenario que manejan en la entidad es de un “aporte de divisas diferencial, lo que aportará de más el campo en 2021 versus 2020, de entre US$6000 y US$9000 millones según dónde se terminen ubicando los precios internacionales, el volumen de cosecha y también la decisión de venta de los granos por parte de los productores”.