A principios de mayo de 2020, la soja cotizaba en Chicago a 307 dólares la tonelada; al momento de escribir esta columna (jueves 7 de enero), el precio de la oleaginosa era de 493 dólares por tonelada. Una suba de 186 dólares en apenas ocho meses, equivalente al 60,5 por ciento o al 7,57 por ciento mensual.
Si anualizamos este aumento equivale al 90 por ciento en dólares y es un claro indicador del fuerte incremento que tuvo el precio de la soja en el mercado internacional.
Para tener una idea de la magnitud del aumento que tuvo la soja, el 90 por ciento anual en dólares equivale al rendimiento durante 96 años en el caso de efectuar una inversión en bonos del tesoro americano, que cotizaban a 0,94 por ciento.
Es una situación realmente extraordinaria y una muestra cabal de lo que está sucediendo en el mercado de commodities agrícolas, donde la soja fue la que más incremento tuvo en su precio.
En el mismo periodo el maíz en Chicago pasó de cotizar 136 dólares por tonelada en la primera semana de mayo, a valer esta semana a 194 dólares. Una suba de 58 dólares por tonelada en ocho meses, equivalente al 42,6 por ciento en el periodo, 5,33 por ciento mensual.
Si lo anualizamos, llega a un incremento total del 64 por ciento en dólares.
Hoy quien lidera la suba de todos los mercados es la soja, como consecuencia de una serie de factores que han coincidido en el tiempo.
Los astros se han alineado para que la oleaginosa haya tenido una de las mayores subas, y de las más explosivas, de los últimos años y en tan corto periodo de tiempo.
La historia comienza por marzo pasado, con las compras anticipadas de soja americana por parte de los chinos.
El cumplimiento del acuerdo de fase 2 sirvió como paraguas para que los chinos irrumpan en el mercado de soja de los Estados Unidos, comprando todo lo que le ofrecían. Y fue tarde cuando el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (Usda) se dio cuenta y tomó nota de la fuerte caída que se produjo en el nivel de las existencias finales.
El reducido balance había sido como consecuencia de una inesperada pérdida en la producción de soja estadounidense en simultáneo con un aumento del volumen de compras por parte de los chinos.
Luego, la demanda china se volcó a comprar la soja proveniente de Brasil, y en este punto los productores brasileños ya habían vendido más del 60 por ciento de la cosecha de soja por anticipada.
Lo que el mercado no descontaba era el factor climático que a la postre iba a impactar en forma negativa tanto la producción de soja de Argentina como de Brasil.
Pareciera que los chinos hubieran tenido la bola de cristal y se anticiparon a la posterior sequía ocurrida en casi toda Sudamérica.
Toda esta situación fue muy bien anticipada y prevista por los fondos, que comenzaron a construir en Chicago una sólida posición long (comprada), tanto en soja como en maíz.
El dato relevante de esta semana es que los fondos de inversión están consolidando su posición comprada, alcista, y comenzaron a presionar en el mercado de maíz. Este es un claro síntoma de la fortaleza que se espera en el mercado de maíz: se apuesta a una potencial y mayor suba en su cotización.
La situación climática en Argentina y Brasil, fuerte déficit de humedad edáfica y térmica, son hoy los principales factores de incertidumbre que sobrevuelan los escritorios de los principales operadores mundiales.
Por Pablo Adreani
Fuente: Agrovoz.