Según un relevamiento realizado sobre una superficie de 211.000 hectáreas correspondientes a los departamentos Totoral, Río Primero, Tulumba y Río Seco, el Complejo de Achaparramiento afectó severamente al 70% de la superficie implantada con maíz, en tanto que en el 30% restante observa problemas de calidad.
La Sociedad Rural de Jesús María difundió el informe realizado por el ingeniero agrónomo Daniel Chincuini, socio de la entidad y gerente de la sucursal Cañada de Luque de la Cooperativa Agropecuaria de Máximo Paz.
Pero las malas noticias se suman ya que, al margen de estos porcentajes surgidos del relevamiento, allí no se tuvieron en cuenta “la cantidad de lotes perdidos que ni siquiera pudieron fructificar”, de acuerdo al reporte.
Consultado por Agroverdad, el profesional ratificó su apreciación, señalando que se producirá una severa pérdida y que eso se comenzará a confirmar cuando «dentro de 10 días» comience la cosecha en la región, cuando corrientemente se efectuaba en julio.
Agregó que las imágenes satelitales son desoladoras y que muchos productores sufrirán una fortísima pérdida, productiva y económica.
¿Y el resto?
Como se indicó al principio, en cuanto a la superficie que aún tiene posibilidades de una regular cosecha (30%), los lotes presentan graves problemas de calidad. “Uno armó los contratos, las ventas y la logística pensando en una cosecha de julio, y hoy por hoy nos encontramos con que vamos a tener que cosechar de manera anticipada durante el mes de mayo, antes de que se degraden aún más los tallos y las condiciones del cultivo”, expresó Chincuini.
En desmedro de la calidad, son maíces que quedaron con granos muy livianos y dañados, lo cual dificultará su comercialización para consumo animal (aves, cerdos y bovinos). “Es un gran problema que vamos a tener que afrontar dentro de los próximos 10 días, cuando empecemos a cosechar los primeros lotes”, alertó el especialista.
Otros cultivos, con otra perspectiva
El informe da cuenta de que el panorama para los demás cultivos es diferente. Con respecto a la soja, se menciona que “en promedio, los rendimientos están rondando entre los 25 y 35 quintales por hectárea, a pesar de la ausencia de precipitaciones en períodos críticos, como el del 15 de enero al 15 de febrero”.
“Pese a que las lluvias fueron posteriores a los períodos críticos, la soja ha tenido un muy buen desarrollo, lo que habla de la buena salud de nuestros suelos. Quizá, más al norte la cosecha se vea un poco más resentida por la escasez de lluvias durante el mes de marzo”, reconoció Chincuini.Buena humedad para trigo y garbanzo
Según los análisis de los perfiles de los suelos, la humedad es muy promisoria para el desarrollo o futura implantación y siembra de trigo y garbanzo. “Estuvimos relevando la humedad que hay a 2 metros de profundidad, y uno analiza desde 150 a 230 milímetros, dependiendo de los lotes, el historial y el manejo”, prosiguió el profesional de Coopaz Agropecuaria.
“Muchos productores van a apostar al trigo y al garbanzo no solamente por una necesidad financiera, sino también por una cuestión de rotación. En el caso del trigo, va a ser una de las herramientas que va a permitir rotar soja con soja, sin afectar en demasiada medida nuestros sistemas, que hasta ahora venían funcionando de manera muy sustentable con el sostenimiento del cultivo del maíz”, agregó.
Hacia adelante: qué piensan los productores
De acuerdo al relevamiento, el sorgo aumentaría su participación, pero no por encima del 20% por una cuestión de disponibilidad de insumos y semillas. La producción de soja, en tanto, también acrecentaría su participación para la próxima campaña, en un 15%.
“Si hablamos de un sostenimiento de la sustentabilidad en nuestros sistemas agropecuarios, el maíz debería seguir haciéndose para completar la totalidad de las hectáreas. Ante esto, el sector está a la expectativa de algún híbrido que le haga frente al Spiroplasma, que hoy por hoy mantiene en vilo a los productores de la región”.
Fuente: Agroverdad