El glifosato, un herbicida muy común utilizado para el control de malezas de amplio espectro, quedará totalmente prohibido en Misiones a partir de junio de 2025, plazo en el cual se espera que se realice una transición hacia nuevos métodos de control de malezas que sean “más amigables” con el medio ambiente. Eso fue lo que aprobó en junio de este año la Cámara de Representantes de Misiones, con el apoyo del el ex gobernador Carlos Rovira, y que tiene a los colonos misioneros en vilo.
Recientemente y en sintonía con otras expresiones del ruralismo, la Federación de Asociaciones Rurales y Forestales de Misiones (FARM) publicó un informe -elaborado por el ingeniero agrónomo Carlos Lanari- en el que analizó el impacto productivo que tendría dejar atrás el uso de esta tecnología de control de malezas, que se utiliza desde hace casi cuatro décadas.
“Las características climáticas y topográficas de la zona con alta e intensa pluviosidad, elevadas temperaturas, suelos propensos a la erosión hídrica por topografía colinada y pendientes acentuadas, además de una historia previa de uso inadecuado e intenso de maquinaria de roturación para limpieza de cultivos, hacen imprescindible el trabajo agrícola en base a sistemas de protección de suelo con cobertura vegetal que impida el impacto directo de la lluvia sobre el suelo y minimice las pérdidas de suelo por arrastre (erosión “laminar” y en “cárcavas”) además de realizar un control efectivo y eficiente de las malezas”, explicaron en primera instancia.
“A lo largo de los años, los sistemas productivos de los cultivos de importancia para la provincia (Yerba mate, Té, Tabaco, Mandioca, Maíz, pasturas y forestales) se han basado en el uso de este herbicida por cumplir con la efectividad, eficiencia y simpleza de uso, además de por su baja toxicidad, técnicamente avalada por el organismo nacional adecuado (SENASA) y experiencias internacionales como la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) y la Agencia de Protección Ambiental de los EEUU (EPA)”, detallaron luego.
¿Qué implicaría prohibir el glifosato? Para estas asociaciones nucleadas en CRA, “la superficie afectada potencialmente por una “vuelta atrás” de la magnitud implícita en la “Ley de Bioinsumos” sería superior al 35% de la superficie total de ella y seguramente más cercana al 50% de la superficie total potencialmente apta para avanzar con la implantación de cultivos agrícolas y forestales”.
Para cuantificar económicamente el impacto negativo de esto, el informe menciona tres puntos principales: una merma productiva, un aumento de costos dado por un cambio en la tecnología de insumos, y una pérdida de capa arable por erosión, entendiendo que el glifosato ayuda a mantener la cobertura del suelo.
Tomando como ejemplo el cultivo de la yerba mate, la FARM indicó que “los costos directos y ocultos (pérdida del valor de la tierra) en que incurrirán los productores” rondarán el 63% que “en el total del costo significan aquellos debidos a la vulnerabilidad de la sostenibilidad en el tiempo del Capital tierra”.
“Hay que apoyarse y apalancarse en los avances en las tecnologías actuales como Nanotecnología, Robótica, Biotecnología y dentro de ella en los temas como los llamados “Bioestimulantes” o Promotores biológicos de crecimiento (PGPR), pero a través de avances avalados por entidades idóneas en Investigación, Desarrollo y Extensión (I+D e I/E) con metodologías avaladas por el “método científico”, que permita la discusión e intercambio objetivos y no meramente en opiniones y declaraciones sin aval científico como pueden verse en algunos artículos periodísticos o políticos”, concluyó el informe.
Fuente: Bichos de campo.