A poco de iniciar la siembra del cultivo de soja en Argentina, los agricultores hacen números y calculan sus márgenes. Para eso, toman la cotización internacional por la tonelada de grano de la oleaginosa que hoy se ubica en torno a 490 dólares, eso es lo que le pagan a un agricultor brasilero o estadounidense, por ejemplo. Sin embargo, la cifra está muy distante del monto que llega a las manos del productor local que debe seguir usando la calculadora para descontar los derechos de exportación y el diferencial cambiario, entre otros ítems que recortan su resultado.
“Al hacer los márgenes de soja a no equivocarse. El ingreso para mayo no es de 490 U$S/tn como en Estados Unidos, Brasil, Uruguay o Paraguay: es 490 menos impuestos y gastos de puertos que te da 340 U$S. Y si sigue este Gobierno (con una diferencia 50 % cambiaría) vamos a recibir 170 U$S/tn”, advirtió en X (antes Twitter) el productor e ingeniero agrónomo Néstor Roulet, exsecretario de Agregado de Valor durante la gestión de Mauricio Macri.
En primer lugar, los derechos de exportación -o retenciones- del 33 por ciento que se aplican a la soja, hacen que el productor argentino, a diferencia de los de la región, reciba solo el 67 por ciento del precio lleno internacional. Pero no le pagan en dólares billetes sino en pesos al tipo de cambio oficial, es decir a 350 pesos. «La divisa cotiza a unos 850 pesos en el mercado, eso significa que el productor recibe solamente el 40 por ciento de ese 67, es decir, termina recibiendo casi el 27 por ciento del precio internacional, o sea,132 dólares de los 490”, detalló el economista de FADA y analista del sector agroindustrial, David Miazzo.
En el caso de que liquide sus operaciones con el nuevo temporario implementado por el gobierno nacional al llamado dólar exportador, el agricultor obtiene cerca de 510 pesos por dólar en lugar de 850, es decir, el 60 por ciento del 67 que le quedaba después de descontar retenciones. Así, finalmente le pagan solo el 40 por ciento del precio internacional, casi 200 dólares de los 490.
Tras una pobre cosecha de apenas 20 millones de toneladas de soja en la campaña 22/23 (una caída del 53 por ciento), la más baja del siglo, producto de la severa sequía que afectó a gran parte del país, al 18 de octubre, apenas quedaban por comercializar 27 millones de toneladas de poroto, según la Bolsa de Comercio de Rosario. Y, en un escenario de elección presidencial, de gran incertidumbre política y de crisis económica, los productores, solo se desprenden de sus granos en caso de extrema necesidad.
Por eso, las plantas industriales procesadoras de soja se encuentran con una capacidad ociosa del 50 por ciento. Asimismo, “a todos los consumos en general, ya sea la producción de pollo, de cerdos, de leche o feedlots, les cuesta mucho originar y como sus precios no están dolarizados, van rezagados, van más pegados a la inflación en un contexto de poder adquisitivo muy debilitado”, indicó Miazzo.
¿Vender o no vender?
“Si el productor vende para hacerse de un insumo dolarizado que no está tan inflado en precio, una camioneta, alambrado, hasta hacienda te diría, es buen momento. De lo contrario, es un mal momento. El tema es qué hace con los pesos. ¿Va a comprar dólar mep? No, no le conviene. Más vale quedarse con el activo dolarizado, que es la soja. Estamos en un momento de alta incertidumbre, donde todo el mundo prefiere, en la medida que no necesite el dinero, sentarse sobre la producción y esperar”, analizó Miazzo.
“Mientras más alta es la brecha, mientras más caliente están los dólares libres y financieros, más incentivo hay a esperar, porque mayor es la sensación del salto cambiario que tiene que haber para que se equilibre la ecuación”, indicó el economista.
Hoy, el productor que necesita adquirir insumos -si los consigue- tiene la oportunidad de vender su soja a un tipo de cambio de 510 pesos con el llamado dólar exportador y comprar a un tipo de cambio cercano al oficial. Mientras que en el caso de un desdoblamiento cambiario, esa diferencia entre la exportación y la importación no existiría. “Probablemente Argentina es el primer país en la historia del mundo que tiene un dólar exportador más alto que un dólar importador”, dijo Miazzo.
Consultado sobre el futuro de la economía, el analista indicó que, en caso de que Sergio Massa sea electo presidente “la probabilidad de que baje los derechos de exportación es casi cero, así que la diferencia del 100 por ciento del precio internacional al 67 por ciento, va a seguir existiendo”, opinó.
En cambio, el economista ve posible que haga una devaluación del tipo de cambio oficial. “Entiendo que podría subirlo y aplicar un desdoblamiento cambiario: un tipo de cambio financiero y otro comercial. Por las buenas o por las malas, es decir, oficialmente o con regulaciones que lo terminen haciendo de esa manera. Pero con un tipo de cambio oficial de entrada bastante más alto que el que tenemos hoy”, detalló. Miazzo estima que Massa podría ponerle un piso al dólar exportador que apuntaría a los 600 o 700 pesos, al menos.
En tanto, dejaría un tipo de cambio financiero totalmente limpio. “Con ese esquema se desinflaría un poco la brecha cambiaria, que hoy es superior al cien por cien, entonces el productor estaría recibiendo un porcentaje más cercano al 67 por ciento y no el 27 por ciento como recibe hoy si tomamos el dólar oficial o el 40 por ciento si tomamos el dólar exportador; probablemente estaría en el 50 por ciento”, señaló. Para Miazzo, la situación para el sector no va a cambiar de manera radical, la brecha y los derechos de exportación van a seguir existiendo.
Habrá que ver cómo se transita el largo el trecho de siete meses que resta hasta la próxima cosecha gruesa que arrancará recién a partir de abril-mayo, ya que este año gran parte de la superficie de maíz temprano, el que se cosecha en febrero-marzo, no se pudo sembrar por falta de humedad, y el trigo solo dará un respiro en diciembre a una porción del país.Clarín
Fuente: Clarín Rural.