El trigo CBOT no logró definir una tendencia clara, mientras que el trigo Kansas continuó bajo una significativa presión bajista, alcanzando mínimos en más de 2 años y medio. Un punto positivo fue el anuncio del USDA sobre la venta de 110,000 toneladas de trigo SRW a China, rompiendo una sequía de 6 semanas en este tipo de transacciones.
Sin embargo, a nivel internacional, la Unión Europea muestra una disminución en las exportaciones de trigo en comparación con el año anterior.
En cuanto al maíz en Chicago, el contrato de diciembre de 2023 parece estar en un rango entre $4.60 y $4.80, con presión bajista persistente. El mercado también observa con atención las proyecciones de producción de maíz en Brasil para 2023/24, que se alinean de cerca con las estimaciones del USDA. Las dudas en la región en Sudamérica persisten, pero por el momento, el mercado en CBOT no le otorga una gran relevancia.
Por otro lado, la soja en Chicago comenzó la semana con aumentos, pero experimentó caídas notables a mediados de semana debido a las expectativas de buenas lluvias en Brasil, aliviando la presión en el mercado CBOT.
En Argentina, la actividad comercial enfrenta una situación de «parálisis en el mercado” debido a la escasez de la materia prima. A pesar de este desafío, la producción de soja para la cosecha 2023/24 en Argentina presenta señales positivas después de las lluvias, y las condiciones del suelo muestran un panorama favorable, con un avance importante en la siembra en la zona central y un crecimiento de área, más allá del optimismo en el sector agrícola argentino ante las políticas de Milei que impulsarán el crecimiento.
La volatilidad persiste en el precio de la harina y el aceite de soja, afectando los márgenes de molienda que, a pesar de estar por debajo de los niveles de 2022, se mantienen históricamente altos para esta época del año. La soja cerró la semana con una caída de US $3,5/t., finalizando en US $489.2/t en CBOT.
En las últimas dos semanas, el programa de exportación de soja de Estados Unidos ha estado fuertemente influenciado por las compras de Sinograin, que adquirió 68 barcos de soja con embarques programados entre diciembre y febrero, principalmente en el Golfo.
Aunque las procesadoras privadas se mantuvieron en modo de observación debido al aumento de los basis en Estados Unidos, las compras chinas, la creciente demanda a corto plazo y desafíos logísticos han impactado el mercado. La situación se ve agravada por el bajo nivel del río Mississippi, limitando la capacidad de transporte en Estados Unidos.
Este año, la disminución de la producción en Argentina ha afectado las compras de Sinograin, que normalmente adquiere alrededor de 3 millones de toneladas de soja argentina. Con la necesidad de reponer inventarios, se espera que las compras de China aumenten significativamente, posiblemente de 8 a 12 millones de toneladas. Aunque Sinograin ya tiene reservas en Estados Unidos y Argentina, la incertidumbre persiste sobre la continuidad del ritmo de compras, influenciado por el precio de la soja brasileña y las decisiones futuras de Sinograin.
Desafíos climáticos en Brasil y cambios políticos en Argentina generan optimismo en el mercado
Los alcistas en soja están preocupados por las condiciones climáticas en Brasil, planteando dudas sobre la proyección récord del USDA de 163 millones de toneladas. Las estimaciones iniciales sugieren una producción de 155 a 160 millones de toneladas en Brasil, con el 70% del cultivo plantado en comparación con el 80% típico.
El retraso en el cultivo en Brasil destaca la importancia continua de las noticias climáticas. El retraso en la siembra afectará el programa de exportación de Brasil desde febrero lo que provocará extensiones de contratos y costos adicionales y aquí entran en juego la importancia que tienen desde hace unos años los puertos del Arco Norte de Brasil.
Un aumento significativo en la producción de soja en Argentina se sustenta en dos factores clave: condiciones climáticas más favorables y cambios políticos que generan un ambiente optimista en el país. Las mejores condiciones climáticas proporcionan un entorno propicio para el desarrollo de cultivos, lo que podría traducirse en un rendimiento considerablemente superior.
Las expectativas de un aumento en la producción, posiblemente duplicándose de 25 a 50 millones de toneladas, reflejan una mejora con respecto al año anterior. Igualmente, todavía falta, pero necesitamos una cuota de optimismo. Además, los cambios políticos y la percepción de nuevos aires en la dirección del país generan confianza en el mercado agrícola argentino.
La expresión «Argentina está de vuelta en el juego» como dice Kellen Severo, periodista brasileña, sugiere un retorno a la relevancia y competitividad en el escenario internacional, particularmente en el sector de la soja y subproductos como así también en cereales. Este optimismo tendría repercusiones positivas en la inversión y la actividad comercial, ya que Argentina busca posicionarse, nuevamente, como un actor clave en el mercado internacional.
Fuente: Clarín Rural.