La combinación de caída de precios y de rindes podría llevar a pérdidas económicas en la producción de soja en campos alquilados, según se desprende de datos de la plataforma agbi.com.ar.
A principios de enero último, para la zona núcleo el escenario era de precios del orden de los 300 dólares por tonelada y rindes que se estimaban “satisfactorios” con unos 40 quintales por hectárea.
Según un reporte de AZ Group considerando esos datos y el pago de un alquiler de 19 quintales por hectárea, esa soja prometía un resultado final de 105 dólares por hectárea. Esto dejaba una rentabilidad del 11%.
En el siguiente escenario, que consideró avanzado enero, se tomó un precio de 286 dólares por tonelada y, todavía, un rinde de 40 quintales por hectárea que sería la situación de los productores que recibieron buenas lluvias el mes pasado y en lo que va de febrero. En este caso, el resultado final baja a 59 dólares por hectárea y la rentabilidad queda en el 6%.
En soja la rentabilidad positiva del 11% puede caer hasta el 22% en el peor escenario
En tanto, en un tercer escenario, que combina una soja a 286 dólares por tonelada y un rinde que retrocede a 30 quintales por hectárea el resultado final pasa a quebranto en -209 dólares por hectárea. Además, la rentabilidad resulta negativa en el 22%.
En este marco, el informe también analizó el caso del maíz tardío. En un primer escenario, con rindes históricos de 105 quintales por hectárea y precios de 179 dólares por tonelada el resultado final esperado en un primer momento era de 327 dólares por hectárea.
En segundo término, con precios más bajos, de 163 dólares por tonelada y rindes aún de 105 quintales el resultado caía a 179 dólares por hectárea.
En tercer lugar, con precios de 163 dólares y 70 quintales por hectárea que se proyectan en zonas con seca “se llega a una pérdida de 335 dólares por hectárea”. El informe agrega: “La rentabilidad pasa de 26% positiva a 26% negativa”.
“En muchos campos alquilados que soportaron seca en enero, en los que las lluvias llegaron tarde, los arrendatarios perderán dinero en 2024 y deberán volver a refinanciar deudas viejas provocadas por la seca previa”, alertaron desde la consultora.
“En campos propios se obtendrá una renta magra, que no permitirá recuperar todo el capital de trabajo invertido en la implantación y protección del ciclo 2023/24″, agregaron.
Según indicó, “hacia adelante no hay muchas soluciones a la vista ante este contexto climático que se volvió hostil e imprevisible en las últimas cinco campañas. En ese nuevo escenario, con precios más bajos de los granos, es esperable una correlativa baja del valor de los insumos”.
Para la campaña que viene habrá que tomar más recaudos, que la consultora sintetizó en estos puntos: asegurar 1,5 metros de humedad acumulada en el suelo antes de sembrar, diversificar cultivos y fechas de floración para tratar de sortear bloqueos climáticos imprevistos, valorizar al sorgo y al girasol, que rinden bien en años con restricciones hídricas.
Fuente: La Nación Campo.