El consumo de fertilizantes en la Argentina alcanzó en 2023 las 4.580.000 toneladas, una cifra 4% menor a la registrada en 2022, año en el cual ya había registrado un derrumbe del 21% respecto de 2021.
Los datos, recién publicados Fertilizar Asociación Civil, muestran la debacle tecnológica que viene registrando el agro argentino por la falta de competitividad producida por una presión tributaria excesiva y distorsiones cambiarias.
“Entre las razones que explican esta disminución en el consumo, se encuentran principalmente las condiciones climáticas adversas, con una campaña marcada por una sequía persistente que afectó la humedad del suelo, prolongándose más allá de lo esperado y retrasando la refertilización de los cultivos de trigo y maíz”, señaló Fertilizar Asociación Civil por medio de un comunicado.
“Otro de los factores fueron los precios internacionales y las medidas fiscales locales, ya que el aumento en los valores internacionales de los fertilizantes, junto con políticas impositivas del país (anticipo de IVA y Ganancias, Impuesto País, entre otros), impactaron sobre los costos internos de los productos”, añadió.
Otra de las causas que explican la baja del consumo de fertilizantes es la residualidad de nutrientes en el suelo que quedaron luego de una campaña 2022/23 que registró una bajísima producción a causa de una severa sequía.
Del total del consumo de fertilizantes, el 65% correspondió a productos importados, principalmente urea y MAP (fósforo), siendo Marruecos, EE.UU., Egipto y China los principales países de origen.
En cuanto a la composición del consumo de fertilizantes en 2023, se observó que el 56% correspondió a productos nitrogenados, seguidos por los fosfatados con un 37%, los azufrados con un 3%, los potásicos con un 1% y un 2 % restante para otros grupos.
En cuanto a las perspectivas para la nueva campaña 2024/25, el panorama no es alentador porque la relación del valor del trigo y a cebada respecto del precios de los fertilizantes es una de las más desfavorables de la historia reciente, sumado al hecho de que los márgenes de rentabilidad proyectados son negativos en la mayor parte de las regiones agrícolas argentinas.
Por Valor soja.
Fuente: Bichos de campo