Este lunes el Gobierno oficializó la reducción de aranceles a fertilizantes y herbicidas. Fue publicado en el Boletín Oficial bajo el Decreto 384/2024, que también incluye a las heladeras, lavarropas, neumáticos, plásticos.
En el decreto se eliminaron los aranceles de los fertilizantes, que pasarán a tener 0%. Esta medida abarca a la urea (principal fertilizante que se usa en el campo), el nitrato de amonio y la mezcla de ambos, que tenían una carga del 5,4%, 6% y 3,6%, respectivamente.
En tanto, los aranceles para la importación de herbicidas a base de glifosato, atrazina y 2-4D bajaron del 35% al 12,6%. La atrazina primaria bajó del 24% al 10,8%; y los herbicidas a base de 2-4D en sal descendieron del 35% al 12,6%.
La medida la había anunciado el ministro de Economía, Luis Caputo a principios de abril, cuando prometió efectivizarla durante ese mes. Ahora, ya en mayo, el vocero presidencial, Manuel Adorni, lo ratificó, también a través de su cuenta de X.
¨La siembra (como cada actividad en la Argentina) será cada vez más competitiva», enfatizó Adorni el sábado en su red social.
Este guiño del Gobierno al campo no satisface plenamente a los productores agropecuarios, que en general evalúan a la medida como un paliativo menor.
El telón de fondo es la presión fiscal protagonizada por las retenciones, que en un contexto de precios internacionales en baja y costos en alza provoca que la mayoría de los cultivos presenten márgenes de rentabilidad muy ajustados, e incluso negativos.
El Gobierno se ha mostrado impermeable al pedido del campo sobre reducción de derechos de exportación. Con el argumento de la eliminación del déficit fiscal mantiene el cobro de ese tributo, que viene captando más de la mitad de la renta agrícola desde hace dos décadas.
La Mesa de Enlace se reunió este jueves con Juan Pazo, mano derecha de Caputo, y con el secretario de Bioeconomía, Fernando Vilella, a quien le expresaron que en el actual escenario de precios los productores necesitan mejores condiciones, por ejemplo para planificar la próxima siembra de trigo.
Fuente: Clarín Rural