La consultora AZ-Group trazó escenarios de producción de maíz 2023/24 sobre la base de datos suministrados por los productores de la red de trabajo de la empresa. Al considerar datos de 10 zonas y proyectando esa información hacia la producción nacional, estima un escenario 2023/24 que podría alcanzar los 43,5 millones de toneladas como valor más probable, aunque podría acercarse a 40 millones si se constataran mayores daños durante la cosecha de maíces tardíos.
La producción de 43,5 millones de toneladas arrojaría pérdidas del orden del 20% respecto de las estimaciones más optimistas realizadas al momento de siembra (55 millones de toneladas) y fueron provocadas principalmente por las complicaciones por altas temperaturas de marzo y por el impacto de los ataques de la chicharrita. Así, el desarrollo incontrolable de este insecto transformó una cosecha que se esperaba “muy buena” a “buena”. No obstante, Matías Amorosi, director de la consultora, aclara que “estos escenarios proyectados deben considerarse como una foto actual de una película que aún no terminó, porque falta trillar más de la mitad del maíz implantado correspondiente a las siembras tardías”.
La cosecha de 43,5 millones de toneladas estimada se enfrenta con una demanda firme porque ya hay Declaraciones Juradas de Venta al Exterior por 25 millones de toneladas, a los que se suma un consumo interno que podría llegar a 18 millones de toneladas, que darían lugar a un stock final extremadamente ajustado. Esta realidad va a determinar que los precios mantengan un piso rentable para los productores, que deberían aprovechar los momentos de mayor volatilidad -por mercado climático norteamericano, necesidad de completar embarques, consumos estacionales, etcétera- para ir construyendo precios de lo cosechado.
El otro punto a tener en cuenta a la hora de comercializar estos lotes tardíos es su calidad, ya que se espera que los descuentos sean importantes por no cumplir con los estándares de la exportación. “En los consumos ganaderos puede haber criterios un poco más laxos, pero de todas formas los castigos pueden aparecer”, adelanta el profesional. Por lo expuesto, hay que establecer una correcta estrategia de comercialización de dicha mercadería para evitar esos descuentos y así defender mejor el producto.
Campaña 2024/25: un paso atrás
Los primeros datos de intención de siembra de los clientes de la consultora indican una caída del 7,5 % del área sembrada con maíz en la campaña 2024/25, principalmente por temor al “efecto chicharrita”. Si se proyecta esa conducta de los productores asociados a la consultora a la producción nacional, en una campaña donde puede sobrevenir un evento La Niña, podrían continuar las condiciones de oferta restringida y valores firmes para el maíz en los próximos meses.
Amorosi precisa que la reducción del 7,5% de la superficie con maíz indicada tiene como base una encuesta sobre intención de siembra; todavía no es una decisión tomada. “Aún hay barbechos abiertos e incertidumbre en muchas empresas; lo que sí se sabe es que, en las zonas donde los ataques de chicharrita fueron importantes, es altamente probable que haya un cambio en las siembras de granos gruesos sustituyendo al maíz. La principal alternativa de cambio es la soja, porque tiene disponibilidad de semilla para aumentar significativamente el área, algo que no es posible con sorgo ni con girasol, con bolsas agotadas. Las estimaciones preliminares para estos dos últimos cultivos indican un aumento del área sembrada 2024/25 del orden de 600.000 hectáreas.
Hacia delante, el directivo advierte que esta tendencia de precios internos firmes del maíz debe convalidarse o no siguiendo la evolución de la campaña estadounidense 2024/25, que se está desarrollando muy bien hasta ahora y que define gran parte del mercado internacional del maíz. “Son engranajes que se irán ajustando con el correr del tiempo, que habrá monitorear para tomar decisiones en los momentos adecuados”, recomienda Matías.
En el corto plazo, el ingreso al mercado del maíz tardío y de la safrinha brasileña puede generar una sobreoferta instantánea en el mes de julio. “Es decir, el actual es un buen momento para comercializar y lo mismo podría ocurrir sobre fin de año, cuando pueden aparecer oportunidades para asegurar pisos de precios, ya que el bache estacional se da entre julio y octubre”, recuerda.
“El escenario adverso pone a toda la cadena comercial del maíz en alerta para ver cómo, tanto vendedores como compradores, trabajan para lograr negocios atractivos e interesantes para todos y se logra el win-win. Está claro que el impacto es ajeno a la cadena de producción y, por ende, todos tendrán que intervenir para defender el maíz argentino”, concluye Amorosi.
Fuente: La Nación Campo.