El Gobierno reiteró la promesa de reducción de aranceles a la importación de insumos agropecuarios. Implica una eliminación de esos gravámenes aduaneros para los fertilizantes y una baja sustancial en los porcentajes para los principales herbicidas.
La medida, todavía no oficializada, la había anunciado el ministro de Economía, Luis Caputo a principios de abril, cuando prometió efectivizarla durante ese mes. Ahora, ya en mayo, el vocero presidencial, Manuel Adorni, lo ratificó, también a través de su cuenta de X.
Ambos funcionarios afirmaron que «los fertilizantes pasarán a tener un arancel del 0%, incluyendo a la urea, el nitrato de amonio y la mezcla de ambos, que tenían un arancel de importación del 5,4%, 6% y 3,6% respectivamente.
E indicaron que «los aranceles para la importación de herbicidas a base de glifosato, atrazina y 2-4D pasan del 35% al 12,6%». Puntualizaron que «la atrazina primaria desciende del 24% al 10,8% y los herbicidas a base de 2-4D en sal bajan del 35% al 12,6%.
El vocero presidencial consideró que «los fertilizantes y herbicidas son insumos estratégicos para la agricultura y cumplen la función de proteger, alimentar y nutrir el cultivo».
Y proyectó que «por este motivo, la disminución de los aranceles motorizará su uso en la actividad agraria y mejorará el rendimiento del cultivo».
Con todo, este guiño del Gobierno al campo no satisface plenamente a los productores agropecuarios, que en general evalúan a la medida como un paliativo menor.
Analistas sectoriales de la consultora Globaltecnos advirtieron que «si bien se reclama por menos impuestos, este tipo de medidas son analgésicos que no hacen más que agregar ruido a un complejo entramado de relaciones comerciales. Afectan a toda la cadena y no generan una mejora real en los precios”.
Jorge de Zavaleta, director ejecutivo de la Cámara de la Industria Química y Petroquímica, puntualizó que “la medida de reducción de aranceles pone en situación muy comprometida a los formuladores locales frente a las importaciones de producto terminado».
El telón de fondo es la presión fiscal protagonizada por las retenciones, que en un contexto de precios internacionales en baja y costos en alza provoca que la mayoría de los cultivos presenten márgenes de rentabilidad muy ajustados, e incluso negativos.
El Gobierno se ha mostrado impermeable al pedido del campo sobre reducción de derechos de exportación. Con el argumento de la eliminación del déficit fiscal mantiene el cobro de ese tributo, que viene captando más de la mitad de la renta agrícola desde hace dos décadas.
La Mesa de Enlace se reunió este jueves con Juan Pazo, mano derecha de Caputo, y con el secretario de Bioeconomía, Fernando Vilella, a quien le expresaron que en el actual escenario de precios los productores necesitan mejores condiciones, por ejemplo para planificar la próxima siembra de trigo.
El tuit de Adorni parece una respuesta a ese mensaje. Pero las primeras reacciones del campo lo evalúan como demorado e insuficiente.
Fuente: Clarín Rural.