La soja se negoció ayer con una baja de hasta el 1,3% en la Bolsa de Chicago, donde los fondos de inversión operaron como vendedores de contratos del grano grueso, en medio de la incertidumbre que genera la inestabilidad del sector financiero tras la caída de entidades bancarias a uno y a otro lado del océano Atlántico. Además, para el mercado internacional de la oleaginosa persiste la presión bajista derivada de la entrada en el circuito comercial de la cosecha récord de Brasil.
Al cierre de los negocios, las pizarras del mercado estadounidense reflejaron una quita de US$6,98 sobre la posición mayo, cuyo ajuste resultó de 539,03 dólares por tonelada, el valor más bajo desde los 536,73 dólares con que finalizó la rueda del 19 de diciembre último.
Si bien ayer los principales indicadores bursátiles operaron con signo positivo, los administradores de los grandes fondos de inversión optaron por retirar ganancias para seguir “saneando” sus cuentas tras el cimbronazo financiero de la semana anterior y para posicionarse frente a la decisión que debe comunicar hoy la Reserva Federal de los Estados Unidos en cuanto a su programa antiinflacionario, hasta ahora centrado en la suba de tasas de interés. Una parte de los operadores cree que, tras la endeblez de entidades bancarias evidenciada por estos días, el organismo pondrá en pausa el ciclo de suba de tasas, mientras que otros consideran que podría darse un alza de 0,25 o de 0,50 puntos básicos. La especulación de los inversores con una u otra decisión –se conocerá muy cerca del cierre de la rueda de negocios de Chicago– tendrá impacto sobre los precios de las materias primas.
Desde el punto de vista de los fundamentos propios del mercado agrícola, Brasil se mantuvo como el principal factor bajista para los precios de la soja, por la entrada en el circuito comercial de una oferta inédita y por la atracción que la misma genera en la demanda china, que por estos días “solo atiende” en los puertos brasileños, bien lejos del Golfo de México, donde crece la intranquilidad de los vendedores de los Estados Unidos.
El lunes, la Compañía Nacional de Abastecimiento (Conab), dependiente del Ministerio de Desarrollo Agropecuario de Brasil, relevó el progreso de la cosecha de soja sobre el 62,5% del área apta, frente al 53,4% del informe anterior y al 70,6% de igual momento de 2022. Y ayer, luego de su “rally de cosecha”, la firma brasileña Agroconsult elevó de 153 a 155 millones de toneladas su estimación sobre el volumen de la producción 2022/2023, un dato superior a los 151,42 millones de toneladas calculados por la Conab y a los 153 millones proyectados por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos.
Más allá de las bajas de ayer y de las pérdidas vistas durante la semana pasada, el actual nivel de precios de la soja en la Bolsa de Chicago se mantiene entre los más altos históricos. Tanto es así que, en la serie de los diez años precedentes, el dato de ayer, de 539,03 dólares por tonelada, se mantuvo como el segundo más alto para este mismo momento del año, solo superado por los 629,32 dólares vigentes el 21 de marzo de 2022, cuando tras el inicio de la guerra en Rusia el valor de la oleaginosa orilló en junio el récord todavía vigente, de 650,74 dólares por tonelada, marcado el 4 de septiembre de 2012. En seis años de esa serie (entre 2015 y 2020), la cotización osciló de 316 a 378 dólares, mientras que, en los tres restantes, 2013, 2014 y 2021, los ajustes fueron de 532,43, de 517,64 y de 520,83 dólares por tonelada, respectivamente.
Cae la molienda en la Argentina
Mientras el mercado físico local volvió a evidenciar ayer un nivel de operaciones muy discreto, con una propuesta abierta de las fábricas que se mantuvo estable en 78.000 pesos por tonelada de soja con entrega inmediata sobre el Gran Rosario o por operaciones de fijación de valor para ventas hechas con anterioridad, las pizarras del Matba Rofex copiaron la tónica bajista externa. En efecto, las posiciones mayo y julio perdieron US$1,50 y 6,90, al cerrar con ajustes de 387 y de 395,50 dólares por tonelada.
Y mientras se agotan las existencias de soja remanente de la campaña 2021/2022 y se sigue cayendo el piso de la oferta esperada para la nueva cosecha, la Secretaría de Agricultura de la Nación volvió a marcar ayer el declive de la molienda argentina de la oleaginosa.
En efecto, en su informe mensual sobre el procesamiento de semillas oleaginosas, el organismo relevó la molienda de febrero en 1.553.939 toneladas de soja, un 17,6% por debajo de las 1.884.771 toneladas de enero y un 41,2% detrás de las 2.643.817 toneladas de febrero de 2022.
En cuanto a las existencias de soja en poder de las fábricas al 1° de marzo, Agricultura las reportó ayer en 695.365 toneladas, un 35,6% debajo de las 1.079.336 toneladas en stock al 1° de febrero y un 19,3% por detrás de las 861.641 toneladas de igual momento del año anterior.
Para que estas cifras no acentúen su caída en los próximos meses, y para que la capacidad ociosa deje de crecer –en febrero fue calculada en el 60%–, la industria aceitera exportadora prevé importar bajo el régimen de admisión temporaria al menos 10 millones de toneladas de soja desde Paraguay, Brasil, Uruguay y Bolivia.
“Según rumores entre los exportadores, ya se habrían cerrado ventas a la Argentina por entre 600.000 y 1.000.000 de toneladas de soja de Brasil para ser entregadas de aquí a junio”, dijo a LA NACION Daniele Siqueira, analista de mercados de la consultora brasileña AgRural. Agregó que gran parte de ese volumen saldrá por vía fluvial desde Mato Grosso do Sul, Estado que ya levantó el 80% de su cosecha.
En 2022 Brasil exportó a la Argentina 299.798 toneladas de soja, según datos del Indec.
Dante Rofi
Fuente: La Nación campo.