La soja y la carne, los dos productos más importantes de la agroindustria argentina, una por volumen y otra por precio por tonelada, enfrentan una exigencia con plazo fijo desde la Unión Europea, el bloque comercial que más importa la harina de la oleaginosa y que pago los mejores precios por los cortes bovinos.
El desafío de producir con mayor sustentabilidad ambiental fue analizada en diversos momentos de la Exposición Rural (Ver Qué está haciendo la ganadería argentina para seguir teniendo la mejor carne, y la más sustentable, en esta misma edición).
Por caso, la Sociedad Rural Argentina (SRA) presentó los resultados iniciales del plan piloto sobre “Sello de Sostenibilidad”, con diagnóstico positivo en campos de Argentina del proyecto, destacando el compromiso de los productores agropecuarios con la captura de carbono y la búsqueda de una producción más sustentable.
Andrés Costamagna, director de la SRA, destacó el impacto positivo de las primeras 16 mediciones realizadas en 14 provincias: abarca un total de 150.000 hectáreas y aproximadamente 90.000 cabezas de ganado, entre porcinos y bovinos.
Precisó que 6 de los 16 establecimientos son “carbono positivo”, capturando más carbono del que emiten, mientras que 4 son “carbono neutro”. Aquellos que necesitan hacer ajustes para reducir sus emisiones forman parte del programa de adecuación, que se evaluará nuevamente el próximo año. La incorporación de más campos a este programa permitirá tener una visión más amplia del panorama y avanzar hacia una producción más sostenible en la agricultura y la ganadería.
A su vez, los exportadores y otros referentes de la agroindustria pusieron en el tapete el desafío, en una reunión que realizó en Palermo este viernes, ViSeC (Visión Sectorial del Gran Chaco Argentino), una plataforma nacional, cuyo objetivo principal es disminuir los impactos ambientales con enfoque en la deforestación y otros cambios del uso del suelo en la región del Gran Chaco, con cobertura de todo el territorio argentino.
Impulsada desde 2019 con foco en soja, ViSec es promovida para congregar a todos los miembros de la cadena de valor de la soja: productores, acopios, procesadores, exportadores; y organizaciones de la sociedad civil (ONG’s), entidades financieras y agencias gubernamentales.
Pero ahora también están articulando acciones con la cadena de producción ganadera y la industria frigorífica, porque la carne vacuna también tendrá que tener certificación de ViSec sobre harina de soja libre de deforestación, ya que la alimentación del ganado debe tener esa condición según la nueva exigencia que rechaza campos deforestados con soja.
El 31 de mayo se publicó el Reglamento (UE) 2023/1115 del Parlamento Europeo y del Consejo continental que estableció las condiciones para la comercialización en el mercado de la UE y de la importación de determinadas materias primas y productos asociados a la deforestación y la degradación forestal, entre los cuales está incluida la carne.
La fecha de aplicación de la regulación será obligatoria para todos los operadores a partir de enero de 2025, 18 meses después a la reglamentación. Y para las pymes, a partir de junio 2025.
El contexto está determinado por ahora en Europa. Pero, el Viejo Continente extiende su condición de referente en la materia más allá de sus fronteras. No faltará mucho tiempo para que la exigencia se traslade a China (el importador del 80 de los embarques de carne argentina) y a otros países, según explicaron Gustavo Idígoras, presidente de la Cámara de la Industria Argentina de la República Argentina y el Centro de Exportadores de Cereales (CIARA-CEC) y Diego Cibulka, especialista en certificaciones ambientales de Control Union. Y estiman que en 2026, aproximadamente, también se incluirá al maíz en este requisito.
Por su parte, los feedloteros y matarifes expresaron preocupación por la complejidad de la trazabilidad y los posibles impactos económicos en la cadena productiva.
El presidente de la Cámara Argentina de Feedlot (CAF), Fernando Storni, advirtió sobre la complejidad que representa la trazabilidad de la carne vacuna, que pasa por diversos establecimientos a lo largo de todo el proceso productivo.
En tanto, Leonardo Rafael, presidente de la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores (Camya), señaló que este mecanismo podría convertirse en una barrera paraarancelaria y afectaría las exportaciones. Sin embargo, reconoció que la trazabilidad permitirá facilitar los controles impositivos y sanitarios, y representa una oportunidad para mejorar la cadena.
Fuente: Clarín Rural.