Hay una sobreoferta de ganado liviano proveniente de los feedlots, que están en el pico anual de salidas y a la que le cuesta mucho absorber, con un consumo muy deteriorado y con retrocesos de precios, incluso en términos nominales.
Es insuficiente la oferta de novillos y de vacas para una exportación que, pese a operar en rojo, faena y embarca volúmenes crecientes, con perspectivas de que este año se alcance el nivel más alto de exportación en un siglo.
Cae la rentabilidad de la cría, del feedlot y de la industria frigorífica, con una oferta ganadera que en los últimos tres meses ya no muestra las caídas interanuales del primer semestre.
Precios reales para el gordo y la invernada que, después de unos nueve meses de caída, ya se ubican por debajo de los promedios históricos. Mientras se mantenga esta política cambiaria, que neutraliza el extraordinario momento de la demanda internacional, es difícil que se registren subas importantes del precio real del ganado. Ni el consumo ni la exportación están en condiciones de enfrentar aumentos importantes.
So observa un consumo muy débil, una exportación limitada por el atraso cambiario, una oferta que no se reduce lo suficiente como para gatillar una suba de precios.
La composición de la faena nacional
La producción de carne vacuna argentina en 2024 se estima en unos 3,15 millones de toneladas, unas 150 mil toneladas más que lo calculado hasta hace tres meses.
Entre julio y septiembre y lo que va de octubre, la faena de bovinos ha recortado drásticamente la diferencia negativa que presentaba con respecto al año pasado, que en algún momento llegó a superar el 20% de caída interanual.
De acuerdo con la clasificación de la faena (DTE, Senasa) y a los pesos medios por carcasa estimados para cada categoría (IPCVA), puede calcularse que la producción de carne vacuna de 3,15 millones de toneladas previstas para 2024 estaría integrada por unas 950 mil toneladas que corresponden a carne de la categoría novillo, y unas 620 mil toneladas, a carne de vaca.
La exportación estaría procesando el 80% de la oferta de carne de vaca, y un 50% a 60% de la de novillo, categoría donde quedaría todavía un potencial para destinar a la exportación.
Hay que tener en cuenta que en el norte de nuestro país todavía se consume mucha vaca gorda y que aún hay muchos novillos (entre ellos, los llamados “novillos sin papeles”) que se destinan al mercado interno: ciclos 2, troceos, parrillas, hoteles, supermercados novillleros, matambreros, catering, chacinadores, cárceles, fuerzas armadas, fábricas, entre otros destinos.
Debe recordarse, además, que de cada novillo que se faena para exportación –incluido Hilton o Israel– el parrillero y otros cortes de la res son destinados al consumo local (cajas) y no se exportan. Hay además todavía muchas carnicerías en el AMBA, en Cuyo y en el Norte argentino que trabajan carne de novillo.
Sumando las categorías novillo y vaca, se llega al 50% del volumen de carne vacuna faenada anualmente. En un reciente seminario, un industrial exportador afirmó: “Hoy los exportadores faenamos en unas 35 plantas el 40% al 45% de la carne que se produce en la Argentina; como promedio de todas las plantas, un 75% de lo faenado lo enviamos al exterior y el 25% restante lo colocamos en el mercado local”. En septiembre último, se habría exportado el 33% de la carne producida en el país.
Fuente: Clarín Rural