La sequía no quedó atrás. Las buenas expectativas que se generaron en el campo y en el Gobierno con el final de La Niña, que sumió a gran parte del territorio nacional en una de las peores crisis hídricas de la que se tenga memoria, y el advenimiento de su contraparte, El Niño, cada vez se ven más lejanas. El trigo, que se erigía como la primera gran revancha de los productores y suponía un ingreso importante de dólares para la economía del país, hoy se encuentra en serios problemas, justamente, por la falta de lluvias.
La situación es preocupante, tanto para el sector como para las perspectivas económicas del próximo Gobierno, que ve como claves la inyección de divisas provenientes de la exportación de trigo a partir de diciembre. Según estimó la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), los embarques de la cadena del cereal podrían generar unos USD 3.030 millones, mientras que la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) proyectó despachos por casi USD 2.600 millones.
Precios y mercado
“Para el ciclo venidero, se proyecta una recuperación en el nivel de exportaciones, superando los USD 2.500 millones. Sin embargo, los guarismos finales quedarán supeditados al volumen efectivamente producido, la disponibilidad para exportar y los precios de exportación que vienen cayendo en el mercado global”, señaló la BCR.
Estos cálculos podrían verse truncados de continuar la falta de lluvias, que ya motivó recortes en la estimación de producción del cereal y generó alarma en el sector. La BCBA estimó que la condición del trigo cayó en promedio 5,6 puntos porcentuales respecto a la semana anterior; la condición de regular a mala pasó de cubrir del 27,5% al 33,1% del cultivo. Dicho de otra manera: de las 5,9 millones de hectáreas implantadas, 1,95 millones se encuentran en delicado estado.
Mucho más grave es la situación en la zona agrícola núcleo, que comprende al norte de Buenos Aires y el centro-sur de Santa Fe y Córdoba. Allí, del millón de hectáreas sembradas, unas 400.000 están en condición regular, 100.000 están en mal estado ya hay incluso lotes en los cuales los productores dejaron entrar los animales a pastorear. De no llover en los próximos días, la Bolsa rosarina alertó que podrían darse “pérdidas masivas” en la producción de la región.
“Mucha gente sembró esperando la cosecha para pagar insumos de la siembra y otras deudas que dejó para diciembre y en muchas regiones afectadas por la sequía (en la Zona Núcleo) están hablando de rindes por debajo de lo aceptable y hay lugares que están debajo de la media histórica”, dijo Cristian Russo, responsable de la Guía Estratégica para el Agro GEA) de la BCR. “El trigo se sembró con la humedad muy justa, con un 50% de agua útil, cuando una decisión de siembra se hace con más del 70% de agua útil y hubo gente que sembró aún no llegando a 50%. A muchos el agua se le acabó hace 3 o 4 semanas”, explicó Russo.
A nivel nacional, actualmente la Bolsa rosarina espera una producción de 15 millones de toneladas, tras el último recorte de 600.000 toneladas que realizó el mes pasado, mientras que la entidad bursátil porteña espera unas 16,5 millones de toneladas. Son proyecciones supeditadas a la disponibilidad de humedad proveniente de nuevas lluvias. De no darse estas en el corto plazo, es muy posible que haya nuevos ajustes en el volumen de trigo esperado.
Demoras, expectativas, perspectivas
Por su parte Pablo Mercuri, director del Centro de Investigaciones de Recursos Naturales (CIRN) del INTA, señaló que para toda el área agrícola central de la Región Pampeana y el norte del país están demoradas las lluvias de primavera en cuanto a frecuencia e intensidad, salvo el sudeste y el este de Buenos Aires y, en el litoral, Corrientes y Misiones, que han recibido mayores precipitaciones en las últimas semanas. “Pero las lluvias, tanto en frecuencia normal como las esperadas para un año Niño en primavera, todavía no han ocurrido”, dijo Mercuri.
En este sentido, el especialista agregó que “hay muchos trigos macollando que en muchas zonas requieren agua y están a la expectativa de precipitaciones, ya que es el cultivo más afectado que está entrando en el período crítico. En muchas zonas no llovió lo suficiente y el horizonte superficial no está cubierto a la espera de lluvias”, algo que también aguarda la ganadería, ya que el rebrote primaveral de las pasturas también está demorado o menos vigoroso. Respecto del maíz, recordó que aún no se cerró lla ventana de siembra, porque “ahora comienza la época de temperatura óptima en el suelo, hasta mediados de octubre”.
Igualmente, Mercuri señaló que las perspectivas climáticas estacionales son muy diferentes a las de las últimas 3 campañas pues indican “probabilidad de precipitaciones buenas a medida que avance la primavera y el verano; estamos en un año Niño y otros forzantes oceánicos son favorables a que tengamos buenas lluvias, especialmente en el este del país. La perspectiva, hasta el momento, es buena, aunque todavía no se ve que esto comience a ocurrir en los próximos días”, precisó. “Todos los modelos oceánicos atmosféricos –recalcó- indican que tenemos condiciones favorables para que se desarrollen lluvias generalizadas y de buena intensidad para la producción agropecuaria”.
Fuente: Infobae campo.