Todavía con buena humedad, la siembra de trigo avanza sin pausa por todo el país

Alrededor de 6 millones de hectáreas son las que el Gobierno nacional estima, de manera preliminar, que se implanten con trigo en esta campaña.

Sin considerar el trigo “fideo”, la Dirección de Estimaciones Agrícolas prevé una superficie de 6,02 millones de hectáreas a nivel nacional, levemente por encima de las 5,96 millones de la campaña pasada, pero por debajo de las 6,38 millones que arroja el promedio de las últimas cinco campañas.

Sin embargo, es probable que esta proyección se actualice al alza este mes, siguiendo la tendencia por ejemplo de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires que aumentó su cálculo de área triguera 2024/25, conforme mejoraron las condiciones económicas para el cereal.

AVANCE DE SIEMBRA DE TRIGO
En este marco, en las zonas trigueras del centro y norte del país, el avance de siembra en general es bueno, superando el progreso del año pasado –aunque vale recordar que fue uno de los peores en función de la poca disponibilidad de agua–, pero aún por debajo del promedio de las últimas campañas.

Según un informe de la Oficina de Riesgo Agropecuario (ORA), en Córdoba, por ejemplo, avanza la campaña de trigo temprano, aprovechando la buena humedad disponible. Como parámetro, ya se implantó la mitad de la superficie prevista, algo más que a la misma fecha del año pasado.

La delegación con mayor avance es Marcos Juárez, donde el nivel de humedad tanto superficial como profunda es en general similar al inicial de la campaña pasada. Tanto esa zona como la de San Francisco superan el avance promedio quinquenal.

Del otro lado, Entre Ríos sigue siendo la provincia con mayor retraso, con un avance del 14% contra 25% a la misma fecha de la campaña pasada. Esta demora se explica porque fue la región con mayores excesos hídricos en los últimos meses, que afectaron el avance de la cosecha de soja y, por ende, la consecuente implantación de trigo.

En cuanto a Santa Fe, “muestra un buen avance, con un 22% contra 17% del año pasado. La humedad también es adecuada, en general, con algunas áreas más deficitarias en los primeros centímetros, como el sur, donde las lluvias de mayo resultaron inferiores a las normales”, agrega la ORA.

Para reflejar esta situación regional, el organismo elaboró un gráfico de barras que muestra el porcentaje de avance de siembra de trigo para delegaciones con más de 40.000 hectáreas previstas.

Por ahora, no hay información sobre Buenos aires y La Pampa, territorios claves para el trigo, porque allí las fechas suelen ser más tardías y son pocos los lotes implantados hasta el momento.

Como puede observarse, de las 17 delegaciones que se muestran en el gráfico, en seis casos el avance de siembra 2024 es mayor que el de 2023; mientras que cuatro es prácticamente igual al de la campaña pasada.

UN “PLAN MAESTRO” PARA EL TRIGO
En este marco, la agtech SIMA (Sistema Integrado de Monitoreo Agrícola) difundió un informe elaborado por una ingeniera agrónoma, Andrea Celina Garófalo, en el que repasó las claves para la elaboración de un “Plan Maestro” para el trigo y la cebada, y lograr buenos resultados productivos.

Según el reporte, lo primero que hay que pensar a la hora de planificar es tener claro un cronograma de actividades detallado. Saber paso a paso las labores a desarrollar ayuda a planificar las actividades agrícolas en función de las etapas del cultivo, desde la preparación del suelo hasta la cosecha y posterior logística. Esto asegura que cada tarea se realice en el momento adecuado, mejorando la eficiencia y los resultados.

De esto, se desglosa que la empresa pueda lograr la optimización de recursos y la maximización de la producción. Un productor planificado es quien se adelanta a la jugada haciendo un inventario detallado de los recursos disponibles, de las hectáreas destinadas a cada cultivo, de las herramientas y servicios disponibles o necesarios de contratar, como así también el personal. De esta manera, se puede garantizar un uso eficiente de estos recursos, evitando desperdicios y optimizando los insumos.

Respecto a las estrategias de manejo específicas, tener un plan de cultivo de siembra permite considerar, de manera anticipada, cuáles son los factores críticos como el tipo de cultivo, el clima, el suelo y la demanda del mercado. Esto incluye prácticas de riego, fertilización, control de plagas y enfermedades, adaptadas a las condiciones particulares del cultivo.

En última instancia, estar planificados permite la reducción de riesgos y la maximización de la productividad. Un buen plan de cultivo ayuda a identificar posibles riesgos y a desarrollar estrategias para mitigarlos. Esto incluye la evaluación de riesgos climáticos, financieros y de mercado, permitiendo al agricultor tomar decisiones informadas y estar mejor preparado para enfrentar imprevistos.

Al establecer metas realistas y bien fundamentadas, y seguir un plan meticuloso, se puede maximizar la productividad del cultivo. Esto se traduce en una mayor eficiencia y rentabilidad, así como en la sostenibilidad del proyecto agrícola.

Preparación del suelo
Esta instancia incluye una limpieza del terreno, que consiste en eliminar malezas y nacimientos de cultivos ‘guachos’ o indeseables para reducir la competencia por nutrientes y agua.

También es apropiado analizar el suelo para identificar deficiencias y aplicar enmiendas necesarias, como cal para corregir la acidez o fertilizantes para añadir nutrientes específicos.

Asimismo, según señalaron desde SIMA, es importante llevar a cabo una labranza adecuada, con prácticas que mejoren la estructura del suelo y su capacidad de retención de agua, sin causar erosión o compactación excesiva. Esta recomendación debe ser evaluada exhaustivamente y siempre que sea necesaria.

A su vez, el uso de cultivos de servicios arroja resultados excelentes como práctica de manejo para la conservación.

Siembra y riego
Es importante seguir las recomendaciones específicas para cada tipo de cultivo respecto a la época del año y condiciones climáticas óptimas. Considerar los requerimientos de luz y temperatura para cada especie, híbrido o variedad.

En tanto, la siembra directa es la clave para asegurar una distribución uniforme de las semillas, la menor compactación del suelo, evitar la erosión hídrica y eólica, mantener la humedad de la superficie con la cobertura natural y eficientizar las aplicaciones de fertilización.

Fertilización y control de plagas
Por otro lado, se debe desarrollar un programa de fertilización basado en las necesidades del cultivo y las características del suelo, como así también aplicar fertilizantes en momentos estratégicos del ciclo de crecimiento.

A su vez, se deben implementar prácticas de manejo integrado de plagas (MIP) que combinen métodos biológicos, culturales, mecánicos y químicos. Monitorear constantemente para detectar plagas de manera temprana y aplicar tratamientos específicos, y lo menos invasivos posibles.

Además, se debe priorizar el uso de productos biológicos y prácticas ecológicas para minimizar el impacto ambiental y la resistencia de plagas a los productos químicos.

Monitoreo y registro
Se debe hacer un seguimiento regular de los lotes, inspeccionando periódicamente el cultivo para detectar signos de estrés, enfermedades, plagas y deficiencias nutricionales. Todo signo y síntomas, relevados de manera precoz, aumentan la posibilidad de lograr controles efectivos.

Asimismo, es crucial contar con registros detallados, que incluya toda la información sobre fechas de siembra, aplicaciones de fertilizantes y pesticidas, riegos, condiciones climáticas y observaciones sobre el crecimiento y rendimiento del cultivo.

En este marco, es importante analizar los datos recopilados para evaluar el desempeño del cultivo. Utilizar esta información para ajustar prácticas y mejorar en futuros ciclos de cultivo.

En este sentido, SIMA utiliza un sistema de agricultura inteligente que le permite a productores, empresas y técnicos, monitorear los lotes, geolocalizar datos, analizar la información y generar órdenes de aplicación para un manejo eficiente, por medio de un Smartphone.

A través de la plataforma, los usuarios pueden alcanzar una administración efectiva del ciclo de sus cultivos, garantizando no solo un rendimiento óptimo y sostenible, sino también ayudando a identificar áreas de mejora y adaptarse a cambios en las condiciones ambientales y del mercado.

Fuente: Infocampo