Tucumán, cuna de la represión

COMUNICADO DE PRENSA

En la jornada de ayer, la cual más que nunca debería haber sido de ejercicio pleno de la independencia, los ciudadanos tucumanos tuvimos que sufrir una vez más la brutal represión ejercida por la policía de Tucumán. Dejaron en evidencia, otra vez, la falta de preparación y profesionalismo, reprimiendo y golpeando a mujeres y personas de la tercera edad, con una actitud cobarde y despiadada, en cumplimiento de órdenes del gobernador de no alterar la tranquilidad del presidente, a costas de violentar las libertades constitucionales de los ciudadanos de manifestar pacíficamente. Un gobernador invicto en obras, que lo único que inaugura son canillas de PVC y cajeros automáticos,  un gobernador que no quería que de ninguna manera se empañe su oportunidad tan ansiada de demostrar su obsecuencia y reverencia ante un presidente que en lugar de ponernos de pié nos tiene de rodillas, llorando por nuestros muertos, por las empresas cerradas y por los empleos perdidos, arrodillados y avergonzados por los papelones internacionales a los que nos somete con frecuencia, a sus marchas y contramarchas y a sus dichos y contradichos.

Lo único que queríamos era cumplir el pedido del presidente que dijo en su discurso de asunción: “si equivoco el camino, por favor salgan a las calles y háganmelo saber” pero claro, seguramente, en ese discurso se dirigía a “su pueblo”, porque como dijo Santiago Cafiero, nosotros no somos el pueblo, solo es pueblo su militancia y su clientela política.

Queríamos  llegar a Plaza independencia, que es el espacio público de todos los tucumanos y decirle al Presidente que equivocó el camino, que queremos una Argentina sin privilegios, una Argentina con más trabajo y menos planes sociales, una Argentina productiva y abierta al mundo, una Argentina con escuelas abiertas y cárceles cerradas, una Argentina libre y justa; solo eso queríamos expresar, pacíficamente,  pero Juan Manzur, por medio de la policía represora, no permitió que nuestro grito llegara a los  oídos del presidente.

No claudicaremos ante nuestros reclamos, seguiremos luchando por nuestros derechos y por dejarles a nuestros hijos un país que merezca ser habitado y una provincia en la que podamos manifestarnos libremente, en la que la policía se ocupe de combatir la delincuencia en lugar de estar cercenando las libertades constitucionales de la clase productiva y trabajador.