Las próximas horas serán definitorias para el futuro del sector agroindustrial argentino: Fernando Vilella, responsable del área en el gobierno en formación de la gestión de Javier Milei, tiene programada una reunión para este jueves con referentes del equipo económico del presidente entrante.
En la misma Vilella planteará su propuesta de medidas inmediatas que deberían aplicarse en los primeros días de gobierno, algunas de las cuales son de fácil implementación porque no requieren costo fiscal alguno, como es el caso de la desactivación de todos los cupos de exportación instrumentados por el kirchnerismo.
Sin embargo, otras son más sensibles, dado que la “bomba atómica” dejada por la gestión del ministro Sergio Massa es tan gigantesca que el equipo económico de Milei, liderado por Luis Caputo, prefiere no resignar ningún recurso tributario hasta terminar de desarmar el desastre de las Leliqs, Levids, deuda comercial con importadores y muchos otros desmanes instrumentados adrede.
La cuestión es que la propuesta de Vilella contempla eliminar todos los derechos de exportación con excepción de los correspondientes al trigo, el maíz y los productos del complejo sojero, los cuales seguirían conservando en lo inmediato las mismas alícuotas (33% para el poroto de soja y 12% para cereales).
Eso implica que además de las economías regionales y los productos lácteos y cárnicos, la propuesta de Vilella comprende eliminar de manera definitiva los derechos de exportación en cebada (que son del 12%) y el aceite de girasol (7,0%).
Tal propuesta, en caso de ser aprobada, sería una noticia estupenda para los productores que están cosechando cebada en estos días, así como también para los productores del norte argentino que comenzarán a recolectar el girasol en enero del año que viene.
La realidad es que la última palabra la tiene el equipo económico de Milei, el cual, dada la compleja coyuntura que heredará cuando asuma el próximo 10 de diciembre, está focalizado en resolver las cuestiones urgentes que permitan estabilizar las principales variables macroeconómicas en el transcurso del próximo año.
En tales circunstancias, el diseño de la política agropecuaria, más allá de las concepciones básicas que hacen a la libertad de comercio, está supeditado –y lo estará por varios meses más– a las necesidades de gestión que requiera el equipo liderado por Caputo.
La reunión de mañana, de alguna manera, será una suerte de “test” para ambos: para el equipo económico en lo que respecta al perfil de Vilella y viceversa. Caputo y compañía necesitan a alguien resolutivo que entienda cuáles son las prioridades inmediatas. Y Vilella necesita llevarle buenas noticias al sector luego de muchos años de desilusiones y mentiras.
Fuente: Bichos de campo.