Una agtech que utiliza un sistema de agricultura inteligente presentó un análisis detallado sobre el desplazamiento de la chicharrita a lo largo de la zona agrícola y su comportamiento en relación con las fechas de siembra. Según los datos recopilados, en el 11,32% de las campañas de maíz de segunda, detectaron la plaga, con el 75% de las campañas afectadas correspondientes a siembras de segunda o tardías.
El trabajo fue realizado por el Sistema Integrado de Monitoreo Agrícola (SIMA), el cual realizó un repaso para evaluar la expansión de la plaga. En este sentido, indicó que el primer registro de “chicharrita” fue el pasado 4 de enero pasado en la región del NOA, propagándose hacia el sur del país durante los meses restantes del verano para llegar finalmente a las provincias de Santa Fe, el norte de Buenos Aires e incluso Entre Ríos.
La chicharrita (Dalbulus maidis) se ha convertido en una de las principales plagas del cultivo de maíz en áreas tropicales y subtropicales. En las últimas campañas, su expansión desde el norte del país hacia regiones con condiciones edafoclimáticas menos favorables para su establecimiento ha sido notable. Las pérdidas de producción calculadas este año por distintas entidades hablan de 11,5 millones de toneladas con un impacto económico de más de US$2000 millones.
“Los datos arrojan la detección de chicharritas en un 11,32% de las campañas de maíz de segunda. Mientras que el 75% de las campañas donde se registró la adversidad pertenecen a siembras de segunda o tardías”, informó.
Las plantas infectadas pueden presentar diversos síntomas y malformaciones en su desarrollo y reproducción que terminan por impactar en la productividad del cultivo causando pérdidas de rendimiento superiores al 70%.
La firma aclaró que su verdadero impacto en el rendimiento “aún no queda del todo claro”. Agregó: “Analíticamente no se halla una correlación alta entre la presencia de la plaga y el rendimiento que los usuarios de la plataforma han estimado a campo en el mismo momento que declararon la presencia de la adversidad”.
Por otro lado, indicó que el equipo de data science de la plataforma ha logrado evidenciar, a través de la base de datos, que la chicharrita del maíz ataca al cultivo en etapas tempranas pero que la enfermedad se expresa en estadios más avanzados.
Según los registros de la plataforma, la primera detección de la enfermedad se dio el 10 de febrero mientras que a mediados de marzo se registraron los picos máximos para spiroplasma, marcando para el 17 de marzo un 36% de los monitoreos de enfermedades con presencia de la adversidad. En tanto que en la semana siguiente la positividad fue de más del 50%.
Por otro lado, aclaró que otro de los análisis que realizaron consistió en evaluar los datos de incidencia y severidad registrada por los usuarios y cruzarlos con los datos de rendimiento estimado para los mismos monitoreos.
Fue así que encontraron que, sobre una base de monitoreos en 40 lotes diferentes que detectaron spiroplasma, hubo una fuerte correlación entre las variables frente al rendimiento, de -0.67 y -0.64, tanto para la severidad como para incidencia, respectivamente. De la misma manera, ambas correlaciones son negativas, lo que demuestra que a mayor nivel de severidad o incidencia, menor es el rendimiento estimado.
En cuanto a la elección del híbrido -una de las estrategias de manejo para el control de esta enfermedad- el análisis no permitió llegar a conclusiones irrefutables por falta de un mayor número de N. No obstante, se pudo arribar a que existe una diferencia en el comportamiento de los diferentes híbridos analizados.
Fuente: La Nación