Según un cálculo realizado y difundido por el productor agropecuario cordobés Néstor Roulet, en la actual campaña de soja, con rendimientos promedio esperados de apenas 20 quintales por hectárea debido a la feroz sequía y un precio de 550 dólares por tonelada de la oleaginosa, el resultado final sobre campo alquilado es que el Estado se queda con casi el 65 por ciento de los dólares que ingresan por una hectárea en concepto de retenciones, impuesto a las ganancias, al cheque, ingresos brutos y sellado, mientras que el productor que invierte, alquila campo y siembra pierde el 32 por ciento de su inversión.
Para el caso de quienes producen en campo propio, sin contar el costo de oportunidad de la tierra, Roulet estimó una inversión de 558,87 dólares por hectárea en insumos, labores, seguros, asesoramiento, cosecha, transporte y gastos de comercialización, de los cuales recuperaría 525,29 U$S/ha teniendo una pérdida de 33,48 U$S/ha. El peso de los impuestos, en este caso, sería del 51 por ciento del ingreso.
Según el productor cordobés, el único actor que ganará algo de plata con la soja en la actual campaña, en las zonas donde el rinde no supere las dos toneladas por hectárea, es el dueño de la tierra que decide arrendarla. Con alquileres que van de los 6 a los 18 qq/ha según la zona, Roulet calcula que la ganancia promedio una vez descontados los impuestos (Ganancia, Bienes Personales, Territorial, Tasa municipal, sello, Ingresos Brutos, al cheque) sería de 176 dólares por hectárea.
A partir de este análisis, Roulet calculó cuánto del total quedará en manos del Estado. El productor aclaró que de los 17,4 millones de hectáreas sembradas no se van a cosechar alrededor de 2,5 millones de hectáreas, lo que dejaría 14,9 millones de hectáreas de soja a cosechar. «Suponiendo un promedio en el país de 20 qq/ha (Con seguridad y a causa de esta última ola de calor será mucho menos), la producción de soja sería alrededor de 29,8 millones de toneladas», detalló.
«La pregunta es cómo se reparten esos U$S 16.390.000.000 que ingresarían al país por el cultivo de la soja en el año 2023. La respuesta, teniendo en cuenta las dos modalidades de siembra (campo alquilado y campo propio) y la participación de los actores, el resultado final sería con una recaudación del Estado cercana al 60 % del ingreso de dólares, mientras el productor que sembró tiene una pérdida importante del capital invertido», concluyó Roulet.
Fuente: Clarín Rural.