Las expectativas que la llegada del fenómeno de El Niño traiga consigo un aumento en las precipitaciones generan un renovado optimismo entre los productores que han enfrentado los devastadores efectos de una prolongada sequía. En este contexto, en diálogo con LA NACION el experto en agroclimatología, Eduardo Sierra, explicó que los efectos se comenzarán a sentir a partir de octubre. No obstante, alertó que debido a la actual fase negativa del ciclo de lluvias en la región pampeana, una fase que, según explicó, comenzó en 2007 y se extiende a lo largo de 50 años, la influencia del fenómeno climatológico se verá debilitada en algunas zonas. Estas son el sur de Córdoba, el norte de La Pampa, el noroeste de Buenos Aires y el sudoeste de Santa Fe.
Sierra se refirió a la incertidumbre causada por el hecho que, a pesar de haberse anunciado desde el inicio del otoño la llegada de un episodio de El Niño, un fenómeno que normalmente produce lluvias superiores a lo normal, las mismas aún no han llegado a la mayor parte del área agrícola.
“Los centros internacionales anunciaron la llegada de El Niño en marzo, pero en el Cono Sur, la transición de fases climáticas ocurre en octubre. Por esta causa el invierno finalizó bajo la influencia de La Niña, una situación similar a la que produjo sequía en norteamérica. Ahora, en estos días, se llevará a cabo la transición hacia El Niño”, explicó.
Además, advirtió que debido a que la región pampeana atraviesa una fase negativa del ciclo de lluvias, la influencia del fenómeno de “El Niño” climatológico va a estar perturbada, lo que llevará alivio a las zonas más cercanas al litoral atlántico y fluvial, pero dejaría a parte del interior sin recibir aportes hídricos adecuados.
En rigor, el especialista señaló que la región pampeana sigue un ciclo de lluvias de 100 años, donde la primera mitad se caracteriza por tener precipitaciones por encima del promedio, mientras que la segunda mitad tiende a experimentar lluvias por debajo del promedio.
“La última fase positiva de este ciclo comenzó en 1957. Desde ese año, las lluvias fueron en aumento, alcanzaron su punto máximo en las décadas de los 80 y 90. En 2007, se produjo una caída fuerte, que marcó el inicio de una fase negativa”, dijo, y agregó: “Desde aproximadamente 15 años estamos en los 50 años negativos y estamos entrando en la peor fase de la fase negativa, que es lo que queda de la década del 20 y 30. En 2050 va a empezar a subir la lluvia de nuevo”.
Teniendo en cuenta esto, explicó que en esta fase en la que las precipitaciones son por debajo de la media, “el evento de La Niña se potencia y El Niño se debilita”. Por lo tanto, comentó: “El Niño, que se espera que actúe en octubre, va a ser débil”.
Según detalló, el interior de la región pampeana, especialmente el sur de Córdoba, norte de La Pampa, noroeste de Buenos Aires y sudoeste de Santa Fe, donde de indicó que ya existe un importante foco de sequía, “correrán el riesgo de recibir aportes hídricos inferiores a lo normal, que no serán suficientes para reponer las reservas de humedad de los suelos, al mismo tiempo que podrían volver a soportar fuertes calores estivales”.
En consecuencia, Sierra alertó que quienes siembren impulsados por las últimas lluvias “no tienen seguridad de cosecha”. En tanto, particularmente el oeste, indicó que es “muy difícil” que se recupere y allí quienes quieran hacer agricultura este año “van a correr mucho más riesgo de que les vaya mal”.
Según detalló, las zonas de la región pampeana más cercanas al litoral atlántico y fluvial, así como la Mesopotamia, el NOA y la región del Chaco serán beneficiadas por la acción positiva de “El Niño” recibiendo lluvias normales a superiores a lo normal, y observando un régimen térmico más moderado que en las campañas anteriores.
Por Pilar Vazquez
Fuente: La Nación Campo.