La sequía de 2020, 2021 y 2022 va dejando secuelas inolvidables y enseñanzas para los ganaderos. En lo inmediato habrá que recuperar los campos sobrepastoreados mediante descansos y luego será necesario instrumentar medidas para atenuar la incidencia de eventuales eventos similares en el futuro.
En esa línea de ideas, Alfonso Cebral, gerente de Carnes de Select-Debernardi, dice que “hay varias tareas por desarrollar una vez que reaparezcan las lluvias”. La primera será descansar lotes dentro del campo para favorecer la recuperación del pasto disminuyendo la carga animal. El paso siguiente debería ser confeccionar suficiente cantidad de reservas forrajeras para poder enfrentar adecuadamente otro evento de sequía sin comprometer la condición corporal del rodeo. El tercero sería seleccionar las vacas más eficientes para enfrentar condiciones adversas, es decir, que tengan bajos requerimientos nutricionales pero elevada eficiencia de conversión de pasto a producción.
La reducción de la carga animal propuesta por Cebral debería ser tal que permita la recuperación de las especies de campos naturales y pasturas dejando lotes cerrados para favorecer el desarrollo foliar y la semillazón. Se pueden clausurar lotes enteros en la época de semillado, según las diferentes especies, por el tiempo que requiera este proceso, para favorecer esta etapa fundamental de los pastos. Hay que establecer qué potreros usar, y cuales dejar descansar, con una planificación.
Para llevar adelante estas clausuras se debe tener un plan que contemple el cierre en otoño de lotes con predominancia de especies de invierno y en primavera, cuando en el potrero predominan las estivales. “Si no se procede al descanso y se siguen comiendo los potreros a ras del suelo, la productividad va a declinar año tras año”, advierte el profesional. En campos mixtos, también puede programarse la siembra de cultivos anuales, agrícolas y uso ganadero, en una rotación que permita el cuidado del suelo y maximizar la producción.
Reservas forrajeras
Al considerar la confección de reservas, Cebral recuerda que hay distintas posibilidades. Por ejemplo, rollos de cola de trilla de trigo, de chala de maíz, de alfalfa, de pasturas o de campo natural. Todas son útiles si se utilizan eficientemente. Por ejemplo, para un campo de cría de zonas ganaderas de media y baja carga, las reservas deben ser de bajo costo; no se puede pensar en grandes cantidades de grano de maíz.
Así, una vaca preñada en los primeros estadios, sin ternero al pie, puede suplementarse tranquilamente con rollos de baja calidad para mantenerla. En ese estado fisiológico, la misma reserva también puede servir para restringir las horas de pastoreo en el potrero; de esta manera se “agranda” el campo durante cierto tiempo.
La confección y el uso de reservas también debe formar parte de una planificación de la empresa. “No es lo mismo salir a comprar rollos en el peor momento de una sequía, que confeccionarlos a partir de una avena o una alfalfa sembrados a ese efecto en el campo, que permite varios cortes en el año”, diferencia Cebral.
La cantidad de reservas que se deben confeccionar puede calcularse sobre la base del consumo de materia seca de cada animal. Se estima que un vientre adulto consume alrededor del 3% de su peso vivo como materia seca por día. Un cálculo grosero, entonces, indica que, cada 100 vacas, debería disponerse de 490.000 kilos de materia seca por año. En un supuesto de tener que suplementar por 90 días, al 1% del peso vivo, equivaldría a 100 rollos si se considera que cada uno tiene 370 kilos de materia seca.
De qué son esos rollos, claramente, va a depender de las posibilidades de cada empresa. En términos orientativos, ésta sería una cantidad suficiente para enfrentar una suplementación estratégica y planificada, sabiendo que en cada campo, en cada empresa, deberá hacerse el análisis completo según las herramientas y pastos disponibles.
Selección de las mejores vacas
La mirada sobre la genética del rodeo después de la seca (y siempre que se siga con planteos base pastoril) apunta a quedarse con vacas de bajos requerimientos, adaptadas a condiciones limitantes y que muestren buenos parámetros en eficiencia de conversión de materia seca en producto y en el nivel de engrasamiento. Ambos índices tienen una correlación con la cantidad de alimento necesaria para asegurar una buena condición corporal, que permita preñarse, producir leche y volver a gestar el ternero al año siguiente.
En la elección del toro para rodeo, Cebral recuerda que “hay individuos con mejores condiciones genéticas para sistemas pastoriles”, sin que eso comprometa la eficiencia de conversión de alimento en producto. Son reproductores que dan un destete pesado y buen ritmo de ganancia diaria de los novillos con vacas de bajos requerimientos y buenos índices productivos.
Además de esta planificación genética, en la práctica, las vacas se pueden seleccionar por su condición corporal luego de haber soportado la sequía. “Se pueden pasar por la manga y evaluar su estado: animales con condición corporal 4, sobre una escala con un máximo de 5, demuestran que han tenido menos requerimientos de mantenimiento que los presenten condición corporal 2. Por esa razón, convendría mantener las primeras, que seguramente se preñarán antes que las de peor condición. Otra forma práctica de elegir las mejores vacas es conservar las hijas de vaquillonas y vacas que dieron “cabeza” de parición en el último servicio. Son todas herramientas de bajo costo y alto impacto, que muchos productores están utilizando con muy buenos resultados.
Hay bastante para planificar hoy para el momento en que los campos vuelvan a una situación de régimen por lluvias normales. Empezar a pensar esa etapa permitirá ir ordenando los parámetros productivos que posibilitarán, junto con un repunte de precios por menor oferta, la recuperación de la rentabilidad de la actividad ganadera.
“Las crisis son también oportunidades, en particular de aprender y superar lo que se viene haciendo; hoy estamos frente a una gran crisis (climática y de precios) que nos da la llave para ponernos a ver que más se puede hacer, ya que seguir con las mismas practicas traerá, necesariamente, los mismos resultados. Esta situación, junto con el comienzo de año, da la oportunidad de aprender y de mejorar. Hay mucho por hacer, hay muchas tecnologías para incorporar y hacer una ganadería más eficiente, en seca o sin ella”, concluye Cebral.
Fuente: La Nación Campo.