La chicharrita del maíz o Dalbulus maidis es hoy un verdadero “cisne negro” del sector agroindustrial argentino, que esperaba levantarse en esta campaña gruesa, luego del desastre que generó la sequía en el ciclo 2022/23.
No se esperaba, apareció y el impacto en la cosecha de maíz será muy fuerte, al punto que la Bolsa de Cereales de Buenos Aires calcula que ya se habrían perdido unos 2,5 millones de toneladas o el 5% de cosecha proyectada.
Las zonas más afectadas son predios en la provincia de Tucumán, el norte de Córdoba, y el norte y sur de Santa Fe, afectando especialmente a los cultivos de maíz tardío.
Muchos productores ante las pérdidas inevitables, deciden picar el maíz y destinarlo a forraje, ingresando los animales al campo. Pero en términos económicos, hay que ver bien si conviene, porque el valor del maíz está en el grano para cereal.
Mientras evalúan cómo seguir con la producción en medio de la irrupción de la plaga, los productores empiezan a mirar de reojo lo que ocurrirá con los cultivos de invierno. Ahí la ciencia y los especialistas tienen información para tener en cuenta.
“Dalbulus maidis tiene en el norte de nuestro país hasta cinco generaciones anuales, siempre asociado a cultivos de gramíneas, pero donde mayor impacto causa es en el cultivo de maíz”, señala el ingeniero agrónomo Néstor Urretabizkaya, decano de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (FCA-UNLZ) y Magíster en control de plagas y su impacto ambiental.
¿Por qué este año se produce una invasión?. El experto en plagas estima que no hay una sola variable sino una sumatoria de factores. “Podemos adjudicárselo a las altas temperaturas que hubo durante el verano y luego a las abundantes lluvias, pero también hay que analizar las distintas fechas de siembra, que se están dando con el maíz, con lo cual hay oferta ampliada, hay maíces de fechas tempranas, de fechas tardías, de primera y de segunda”.
Y aclaró: “Este escalonamiento también permite mayor abundancia de insectos y esto produce migraciones de plagas desde el norte (donde es endémica), encontrando siempre la etapa del cultivo más precisa y de rápida reproducción”.
Dalbulus maidis desarrolla su ciclo entre la primavera y el verano, y cuando llega el invierno sobrevive en plantas silvestres, en cultivos invernales (avenas, cebada, trigo, centeno), pero sólo para pasar el invierno. “Hasta el momento no se ha visto en esos cultivos síntomas de la enfermedad que transmite”, tranquilizó Urretabizkaya.
El agrónomo recomendó a los productores “estar muy atentos y monitorear muy bien durante todo el invierno” para ver cómo transcurre la presencia de la chicharrita en las plantas hospederas.
En segundo lugar, “sí o sí hay que hacer tratamiento de semillas en todos los cultivos de maíz que se vayan a sembrar el año próximo, usando insecticidas sistémicos, que permiten la movilidad en la plántula desde la semilla, y dan cierta residualidad. Entre ese tipo de productos figuran los neonicotinoides para asegurar protección en los primeros 15 a 30 días de plántula”, detalló.
Es importante recordar que no existen productos registrados para el control de la enfermedad, por lo tanto siempre hay que trabajar sobre el control del insecto vector, monitoreo y aplicaciones de fitosanitarios cada vez que sea necesario.
E insiste: “No hay que dejar de monitorear el cultivo de maíz en las primeras etapas, hasta la segunda o hasta la cuarta hoja por lo menos, para descartar la presencia de Dalbulus. Éstas serían sugerencias para la próxima campaña”.
Urretabizkaya explicó además que Dalbulus maidis es un pequeño insecto que mide 3 a 4 mm, perteneciente al suborden de los homópteros, como los pulgones, cochinillas, moscas blancas y otras chicharritas. Son insectos con un aparato bucal del tipo picador suctor, con la capacidad de “inocular virus, bacterias o microorganismos en las plantas, de manera que las consecuencias que traen sobre ellas, muchas veces son peores que el solo efecto de extraer savia de esas plantas”.
En relación a los efectos que tiene la enfermedad en las plantas, el experto asegura que por la bacteria que transmite el insecto “las plantas quedan con sus entrenudos cortos, proliferan espigas infértiles, también se produce el acortamiento del período del llenado de grano y a veces muerte prematura de plantas”.
Urretabizkaya recordó que en los más de 25 años que lleva recorriendo cultivos “la presencia de Dalbulus maidis en cultivos de maíz ha sido de muy baja frecuencia, en muchos casos nunca ha sido detectada”. Pero este año pasaron cosas y el escenario es más complejo, reconoció.
Fuente: Bichos de campo