La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) presentó sus primeras estimaciones para la campaña agrícola 2024/25: proyectando una producción de 143,2 millones de toneladas de granos y un ingreso de US$ 35.500 millones en exportaciones..
Este crecimiento de la producción, que sería un 9% en relación al ciclo precio, está impulsado, en gran medida, por la intención de siembra de soja, que cubriría 17,7 millones de hectáreas, un 8% más que el año pasado. Sin embargo, el maíz, que enfrentó desafíos climáticos y fitosanitarios, reduciría su área sembrada en un 21%.
Según aclararon desde la Bolsa rosarina, estas estimaciones se basan en condiciones climáticas normales, metodología aceptada internacionalmente. No obstante, la BCR también realizó una proyección alternativa considerando el déficit hídrico actual en diversas regiones del país. Ajustando los rindes a los promedios de los últimos cinco años, la producción nacional total caería a 128,8 millones de toneladas, un 2% por debajo de la campaña previa.
“Lo metodológicamente correcto es, a esta altura del año, es hacer proyecciones asumiendo condiciones atmosféricas normales, ya que es demasiado temprano para descontar el efecto de un potencial déficit de agua. Sin embargo, a los fines de ofrecer un contexto para el análisis, en el presente artículo realizamos el ejercicio teórico adicional de ajustar a la baja los rindes de cada cultivo hacia su promedio de los últimos cinco años (que incluye desde dramáticas sequías hasta años buenos), en lugar de tomar el rinde tendencial (que es creciente a largo plazo). De este modo, se trata de un escenario conservador donde el suelo no es capaz de expresar su máximo potencial como consecuencia de la escasez relativa de agua”, indicó el equipo de la Dirección de Informes y Estudios Económicos (DIyEE) de la BCR, responsable del informe.
En cuanto a la soja, se espera que la superficie sembrada aumente un 8% respecto del año anterior, alcanzando las 17,7 millones de hectáreas. Con este escenario, la producción podría situarse entre 52 y 53 millones de toneladas.
Por otro lado, la intención de siembra de maíz muestra una importante retracción, con una caída del 21% en la superficie destinada a este cultivo, que pasaría de 10,1 millones a 8 millones de hectáreas. Esta reducción responde tanto a la falta de humedad en los suelos como a problemas fitosanitarios, como el temor a la chicharrita, lo que podría reducir la producción a 52 millones de toneladas.
El panorama para los cultivos de invierno, como el trigo y la cebada, muestra una expansión en la superficie sembrada, aunque el éxito de estos cultivos dependerá de la evolución de las lluvias en las próximas semanas. En el caso del trigo, la superficie sembrada creció un 21% respecto a la campaña anterior, alcanzando 6,7 millones de hectáreas, con una producción estimada de 20,4 millones de toneladas. La cebada, por su parte, tuvo un incremento más moderado en la superficie sembrada, con un aumento del 1,7%, y una cosecha proyectada de 5,2 millones de toneladas.
Otros cultivos beneficiados por la sustitución de superficie maicera son el girasol y el sorgo. La oleaginosa experimentó una mejora en la intención de siembra, alcanzando las 2,1 millones de hectáreas, aunque su éxito dependerá de las condiciones climáticas en las zonas más afectadas por la sequía, como el norte del país. En este escenario, la producción proyectada de girasol sería de 4,2 millones de toneladas. El sorgo, por su parte, cubriría 1,1 millones de hectáreas, con una producción estimada de 3,2 millones de toneladas.
Simulaciones bajo un escenario de déficit hídrico
Para ofrecer un contexto más amplio, la BCR realizó una simulación ajustando los rindes a su promedio de los últimos cinco años, ante un escenario conservador de déficit hídrico, asumiendo que el mismo no se revierta en el corto plazo. En este caso, la producción total de granos caería a 128,8 millones de toneladas, lo que implicaría una caída del 2% en comparación con la campaña anterior. Este volumen sería el segundo más bajo de los últimos siete años, solo por detrás de la histórica sequía de la campaña 2022/23.
Las mayores caídas se registrarían en los cultivos de soja y maíz, cuyas proyecciones de producción caen un 6,6% y 4,4%, respectivamente. En el caso de la soja, la producción se reduciría a 49,6 millones de toneladas, mientras que el maíz alcanzaría 47,6 millones de toneladas. Otros cultivos también experimentarían ajustes significativos en sus rindes, lo que afectaría las expectativas de producción global.
Exportaciones y evolución de los ingresos del agro
Del lado de la demanda, las proyecciones bajo el escenario proyectado por la metodología tradicional indican que las exportaciones de granos, aceites y subproductos podrían alcanzar el tercer volumen más alto de la historia.
En concreto, se espera que las exportaciones alcancen 101,5 millones de toneladas, un 15% más que en la campaña anterior y el volumen más alto en los últimos cuatro años, aunque sin superar las cifras de las campañas 2018/19 y 2020/21.
A los precios actuales, estas estimaciones sugieren un ingreso de dólares por exportaciones del agro de 35.500 millones, superando los niveles de los últimos dos años. Sin embargo, este ingreso sería entre 4.000 y 6.000 millones de dólares menor al registrado durante el auge de los precios agrícolas provocado por el conflicto entre Rusia y Ucrania.
Por otro lado, bajo un escenario ajustado por déficit hídrico, el valor de las exportaciones se reduciría a 32.600 millones de dólares, lo que representaría un incremento del 6% respecto a la campaña pasada, pero un 1% por debajo del promedio de los últimos tres años.
Fuente: Clarín Rural